PRESENTACIÓN

Los trabajos reunidos en este sitio web son el resultado de una convocatoria que procura integrar, por un lado, los resultados de las investigaciones de etnohistoriadores que trabajan en diversas regiones, períodos y con grupos étnicos diferentes; y, por otro, con los estudios de arqueólogos que emplean estos resultados y los documentos escritos como una herramienta que les permite completar, contrastar, guiar y/o producir nuevos interrogantes acerca del registro arqueológico.

Los propios autores se ocupan de definir qué se entiende por etnohistoria: Martha Bechis aclara que "rechazamos la idea de la etnohistoria como reconstrucción de la historia indígena o de pueblos sin escritura. No aceptamos que las civilizaciones grafas tengan historia y las ágrafas y los pueblos no estatales tengan etnohistoria. La etnohistoria es la historia de los contactos y sus consecuencias en todas y cada una de las culturas participantes".  Por su parte, Palermo sostiene que "la etnohistoria [es considerada aquí] como una lectura antropológica de las fuentes históricas y no como una historia especial de los indígenas, en el sentido de que los procesos históricos concernientes a ellos no pueden aislarse del resto de los procesos contemporáneos".

De la lectura minuciosa de los trabajos que integran este volumen, advertimos que la mayoría de los autores hace referencia al crecimiento que ha adquirido esta especialidad en los últimos tiempos. Las razones se apoyan especialmente en el descubrimiento de nuevas fuentes documentales que "dormían en los archivos", en la mayor rigurosidad en las interpretaciones, un intercambio más fluido entre los investigadores, en el análisis desde nuevos marcos teóricos e ideológicos, en la reformulación de conceptos instrumentales, en la ampliación de la unidad de análisis sin perder de vista las particularidades y en la reflexión acerca de los fenómenos derivados del contacto cultural desde una nueva perspectiva teórica-metodológica donde convergen intereses de la historia y la antropología.

Uno de los conceptos instrumentales que se ocupan de redefinir es el de frontera, independientemente que se trate de la del Tucumán Colonial o de Pampa-Patagonia, y más allá de entre quienes se establezca: grupos étnicos entre sí, con el estado colonial o con el estado-nación. La frontera no es un límite geográfico ni un indicador de separación sino es un espacio donde se construyen y cristalizan una multitud de procesos interconectados. Un área de interrelación entre dos sociedades distintas que genera formas de comportamiento e instituciones particulares y donde operan procesos económicos, sociales, políticos, materiales y simbólicos. Dentro de esta frontera van a circular los "hombres de dos mundos" , los que conectan ambas sociedades: los conchavadores, lenguaraces, desertores, cautivos, refugiados, bandidos y mestizos y otros que se constituyen en protagonistas de estos trabajos. 

La movilidad espacial es otra constante: ya sea en las tierras de San Luis en el siglo XVII, entre los tehuelches del norte de la Patagonia durante el XVIII, entre los tupi-guaraní que buscaban la "Tierra sin Mal"; y entre los chiriguanos, que en el presente siglo, se desplazan en procura de otro lugar utópico, los "espacios imaginarios donde los indígenas son tratados mejor". Pero esta movilidad es sólo uno aspectos del dinamismo que ha caracterizado a estas sociedades que, además, han ideado fluidos mecanismos de circulación de bienes, servicios y gente. La interacción étnica y con sociedades hispano-criollas movilizaron un intenso juego de intereses, estrategias, relaciones de dominación y notables facultades de reacción y creación. 

Esta interdependencia llevó a los especialistas a reflexionar sobre las modalidades específicas del contacto en sus respectivas áreas de estudio, acerca de los mecanismos de diferenciación y de elaboración de la cultura material y del universo simbólico, y finalmente a analizar los procesos de etnogénesis. Como señala Boccara "no existe la pureza original", todas las culturas están hechas de continuidades y discontinuidades, y son objeto de reelaboración permanente. Crear fronteras que tienen que ver con un territorio, una lengua y entidades culturales cerradas, son aspiraciones e imposiciones propias del proceso de formación de los estados-naciones. Pero, frente a este poder hegemónico, los investigadores sostienen que las sociedades sometidas desarrollaron estrategias también de adaptación y resistencia. 

Por su parte, los estudios que se generan desde la arqueología y que se acercan a las investigaciones etnohistóricas o al análisis directo de los documentos, pueden tener como objetivos formular hipótesis sobre potenciales contextos arqueológicos, interpretar aspectos del registro o elaborar modelos explicativos que den cuenta de éstos. Si bien, como indica Bárcena, se debe ajustar tanto los métodos y técnicas, como precisar el alcance y establecer la intersección posible entre estas disciplinas complementarias, los trabajos aquí presentados constituyen intentos de articular la información proveniente de ambas fuentes. De esta manera, contemplando y comparando el registro material con el documental se busca una aproximación al conocimiento la identidad étnica de los grupos que habitaron determinada región, datos sobre demografía, organización sociopolítica y su interacción con otros pueblos. 

Por otra parte, el sesgo en el registro arqueológico, producto de la preservación diferencial de especies (vegetales o animales) hace necesario acceder a fuentes documentales que permitan conocer una dimensión más ajustada acerca del uso y de la variabilidad del aprovechamiento de los recursos. Este acercamiento está dirigido fundamentalmente a obtener resultados cualitativos.

Para finalizar, quisiera agradecer a Miguel Ángel Palermo por habernos facilitado fotos del Archivo General de la Nación, a Lidia R. Nacuzzi por las sugerencias editoriales efectuadas a algunos de los trabajos presentados por arqueólogos y, especialmente, a todos aquellos investigadores que confiaron en esta propuesta enviado sus trabajos. 

María de Hoyos 
Coordinadora


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