Datos e interpretación del registro documental sobre la dominación Incaica en Cuyo

J. Roberto Bárcena* 

INTRODUCCION

En los últimos años se incrementó la investigación arqueológica y etnohistórica de la presencia incaica en el extremo sur de las tierras sobre las que los intereses de la organización institucional y del grupo dominante Inca llevó a accionar.

Según fuere la orientación metodológica implicada se incentivaron las prospeccionesde campo y trabajos de gabinete, buscando y precisando las evidencias de esa presencia -caminos y construcciones relacionadas, sitios de altura, objetos variados, tecnologías, formas y motivos decorativos, etc.-, o bien se atendieron con mayor acuciosidad los documentos de época, con interesantes re-lecturas, aprovechando los nuevos, conocidos recientemente por el mayor y mejor trabajo de archivo, etc. 


A su vez, cada vez se imbricó más, y mejor, el abordaje con las dos perspectivas enunciadas asistiéndose a la solicitud de la contrastación de los datos documentales por el registro arqueológico y viceversa. Esto se vió reforzado aún más por la participación común de arqueólogos y etnohistoriadores en la temática de la dominación incaica en el Collasuyo, del extremo austral de éste en particular. Prueba de ello son las reuniones científicas que tuvieron lugar en distintas oportunidades y ámbitos, de las que recordamos las Jornadas Binacionales de Arqueología Inca Cordillerana, organizadas y efectuadas con esa articulación y objetivos de complementación de conocimientos e interpretación de conjunto de la problemática cis y trasandina (reuniones de Santiago de Chile, 1987 y 1989, y de Mendoza -Argentina-, 1991).

Diversos trabajos permitieron avanzar los conocimientos acerca de la presencia incaica en la Subárea arqueológica centro-oeste argentino1(1) (entre otros: Schobinger, 1971, 1986; Schobinger y Bárcena, 1971; Bárcena, 1979 -1977-, 1988 a y b, 1989 a y b, 1990, 1991; Bárcena y Román, 1990; Beorchia, 1973; Berberián, Martín de Zurita y Gambetta, 1977-78; González, 1982; Michieli, 1983;Gambier y Michieli, 1986; Lorandi, 1988; etc.), y lo propio ocurrió con el Norte chico y el área central chilena (entre otros: Iribarren y Bergholz, 1971; Iribarren, 1975; Niemeyer, 1969-70, 1971, 1986; Llagostera, 1976; Ampuero, 1978, 1989; Ampuero e Hidalgo, 1975; Stehberg, 1976a y b; Stehberg, Carvajal y Seguel, 1986; Stehberg y Carvajal, 1988; Stehberg y Cabeza, 1991; Rodriguez, Cerda y González, 1988; Cabeza, 1986; L. León, 1983; Silva, 1977-78, 1986, 1988; Dillehay y Gordon, 1988; Rivera y Hyslop, 1984; Hyslop, 1988; Reinhard, s/f -c. 1985-; Tellez, 1990; etc.).

Asimismo, fueron posibles importantes síntesis como "Los Inkas del Kollasuyu" de R. Raffino (y colaboradores; 1982) y "The Inka Road System" de J. Hyslop (1984), a las que, además de otras posibles, podemos agregar la recopilación de A. Beorchia N. sobre los sitios incaicos, ceremoniales de altura ("El enigma de los santuarios indígenas de alta montaña", 1984), la interpretación etnoarqueológica de J.Reinhard sobre el tema (1985) y la tesis de doctorado de R. Stehberg L. ("Instalaciones incaicas en el norte y centro semiárido de Chile", 1991). Obras éstas donde ocupa lugar o se refiere directamente la problemática de la expansión y dominación más meridional del Tahuantinsuyo.

En relación con estos estudios, en particular con los desarrollados en torno del área central chilena y los del centro-oeste argentino, se acentuó la preocupación por definir el carácter de la dominación, al igual que los límites de la ocupación efectiva, y por precisar los tipos de fronteras posibles, y también caracterizar los alcances de la presencia incaica regional y con ella fundamentar la cronología del proceso en el sector. 


Tomó lugar así el debate sobre la real extensión geográfica y amplitud étnica de la dominación institucional incaica, sobre las bases socio-políticas y económicas regionales en que se fundaría, y respecto del período que abarcaría, en relación con la supremacía en el área central de tal o cual Inca y de su respectiva Panaca. Quedó excluída, o su tratamiento tuvo menor consideración e incidencia en nuestro medio, la temática en torno de la "cosmovisión andina" y sus alcances en el tratamiento de una entidad "socio-institucional" que decimos "estado" incaico. 


La cuestión -o cuestiones- giró en torno a las dos orientaciones metodológicas enunciadas, Arqueología y Etnohistoria, donde cada una solicitó la búsqueda y contrastación de datos, en base a su propio registro, por la otra: parecía a punto de alcanzarse así el ideal de complementación y conjunción disciplinaria en un tema que lo permitiría. Sin embargo, la cuestión se complicó desde que la reciprocidad en las contrastaciones positivas pareció alejarse en las contradicciones del registro e inferencia arqueológica y la lectura e interpretación de las fuentes escritas. Nos da la impresión entonces, con mayor fuerza que la simple sensación sobre un estado de cosas, que hemos llegado a un punto donde la oposición de criterios, basados en buena parte en "absolutos" imposibles de sustentar de acuerdo con el estado de nuestras disciplinas, con las metodologías implicadas y con el tema del que se trata, podría agotar una buena posibilidad, primando la controversia en sí. 
Parece entonces llegado el momento de esforzarnos en ajustar métodos y técnicas, precisando su alcance y estableciendo la intersección posible con los caminos de la disciplina complementaria.

Con esta perspectiva desarrollamos en los últimos años un programa de trabajos bajo el título "Investigación de la dominación incaica en el centro-oeste argentino", con el apoyo del CONICET y del CIUNC, atendiendo la necesaria relación entre Arqueología y Etnohistoria, con la participación en el equipo de trabajo de personas formadas en esos campos. Las labores están referidas principalmente al noroeste y centro-oeste de Mendoza y al suroeste extremo de San Juan. 
Una de nuestras preocupaciones en estos trabajos es la de dilucidar la cronología, el período efectivo de la presencia incaica, en el marco del planteamiento general de la dominación regional. 
Para esto, pensamos en organizar la presentación de dos contribuciones referidas a Cuyo: una que atendiera las bases documentales y otra que se ocupara del registro arqueológico. Esta con la inclusión de los resultados de nuestro esfuerzo por aumentar las dataciones absolutas, acompañados por el de los estudios -que comprenden una fase experimental- para precisar los límites de las mismas.

El presente trabajo tiene entonces el alcance primero dicho, planteando una perspectiva desde el registro documental, que vamos ampliando y contrastando respecto del proceso y alcance de la dominación incaica en la Subárea. 


LOS INCAS EN CUYO

Hace décadas que dejamos la discusión sobre la extensión de la dominación incaica efectiva del Collasuyo hasta el área central de Chile y por el oeste de Argentina hasta el norte -y centro- de Mendoza (Raffino, 1982: 27 ss. ; Bárcena, 1989 a : 19).

Nos preocupa en cambio, entre otros y para esta última región, las características de esa presencia y dominación, la extensión geográfica final de ella, la cronología de los hechos, la situación durante las luchas intestinas en el área central incaica, la ampliación del conflicto -o sus derivaciones- al centro de Chile, el comportamiento de las etnias locales durante el "interregno" desde la caída de esas autoridades centrales hasta la presencia, consolidación y dominación efectiva de las nuevas, hispanas, y precisar cuánto de "lo incaico y asociado" local es pre o posthispánico. 

Los datos históricos de la dominación incaica en Cuyo

En el caso de Cuyo hay suficientes vestigios arqueológicos y datos históricos como para sostener la dominación incaica, particularmente en el sector reconocido como Subárea arqueológica centro-oeste argentino y al norte de ella -Noroeste argentino propiamente dicho- (Bárcena, 1989 a : 10 ss.).

La denominación Cuyo según las fuentes

Cuyo, en rigor, fue el nombre del sector norte central de Mendoza de acuerdo con algunas de las fuentes -"Valle de Cuyo"-, también valle de Guantata -Guentata- o Güentota de los dichos naturales guarpes o huarpes, denominación comprehensiva después de una porción mucho más amplia de territorio, finalmente designación de conjunto de tres provincias del oeste argentino, las de Mendoza, San Juan y San Luis. 

La evolución del alcance del nombre Cuyo es de interés para nuestro tema y puede seguirse en los documentos regionales de época y, por otra parte, el término existe en los topónimos serranos peruanos y en las crónicas sobre los incas. 
Por ejemplo, M. Cabello Valboa dice de "ciertas naciones rebeldes cercanas á el Cuzco llamados Suyos" que son próximas a las "montañas de los Andes", y que "Yngayupangui" hijo de "Viracocha Ynga" venció "á muchos Burgos y poblaciones ... por aquellos cerros y quebradas como fueron ... Cuyo Capac"; y que en represalia de una conjura "fueron á la tierra de Cuyo Capac" y "ansi quedo aquella tierra destruida, y despoblada" (1951 -1586-: 290, 299, 300).2 


En cuanto a las fuentes regionales, G. de Bibar -1966 /1558/- describe como "provincias" separadas -"De esta provincia a la de Caria" (: 164); "De esta provincia a la de Cuyo" (:165)-, el territorio que se descubría para los españoles, el mismo que años después, hacia finales del siglo, ya está diferenciado como unidad territorial y jurisdiccional, según se ve, por ejemplo, en R. de Lizárraga -1916 (II) /1591 a 1607 ?/- que habla "De la provincia de Cuyo, en términos de Chile" (:253), sumándose en esa época "la puncta de los Venados (zona de la Ciudad de San Luis) términos de Chile" (:254), a "... la Cibdad de Mendoza", que dice fue fundada "en una provincia llamada Cuyo" y completa la información expresando que ( otro pueblo) "pobló veinte leguas más adelante, al Norte, llamado San Joan de la Frontera, en el mismo paraje que Mendoza, á las vertientes destas sierras nevadas" (:256) y que "Es abundante toda la provincia..." y "las mismas calidades tiene San Joan de la Frontera" (:257).

El proceso histórico de conjunción de las tres ciudades citadas, en los "términos" del "Reino de Chile", hasta quedar englobadas, con su propio alcance territorial y jurisdiccional, en la Provincia de Cuyo, puede seguirse entonces en abundante documentación. Sin embargo, en una parte de ella, como en el extenso juicio de "Juan de Cuevas con Lope de la Peña"3 o en la "Probanza de los méritos... del general Juan Jufré ..."4, podemos seguir particularmente la evolución y alcances del término "Cuyo", "Valle de Cuyo", "Valles de Cuyo" y "Provincia" o "Provincias de Cuyo", según lo expresado en los escritos por las autoridades, por los litigantes o por quien probaba sus méritos, protagonistas conocidos de la historia cuyana, y por los testigos, igualmente protagonistas salientes de ella. 


Reviste especial interés seguir los alcances de las denominaciones, incluídas las de "Caria" y "Conlara", según se expresen funcionarios de Chile en general, las propias cabezas del gobierno (Pedro de Valdivia, García Hurtado de Mendoza o Francisco de Villagra -de importancia éste por haber conducido la primera gran expedición de descubrimiento por estas tierras-) o bien que lo hagan los "capitanes fundadores" (Pedro del Castillo y Juan Jufré), los primeros pobladores de las ciudades cuyanas o los encomenderos de Santiago. 
El conocimiento o desconocimiento de la región, el avance del primero según la cronología de los hechos y la posición política e intereses económicos, nucleados en torno a los dos -o tres- períodos -y personajes o grupos- salientes de los años que nos preocupan, entre 1540 y 1580 aproximadamente, explican mucho del decurso de la denominación que nos interesa, y de sus alcances. 


Por ejemplificar someramente lo dicho, recordamos que P. de Valdivia encomienda en J. de Cuevas indígenas "tras la cordillera dela nieue", probablemente en la parte más cercana a Santiago, que es el Valle de Uspallata, dicho "mauelturata" -otras veces, "manelturata"- en la cédula del 17/XI/15525; mientras el propio Juan de Cuevas ya amplía el repartimiento, en su probanza y citación a Lope de la Peña del 6/X/1563, como de "ynsº de huspallata e guantata yguanacaz"6, quejándose por los naturales que P. del Castillo le tomó en su camino "ala prouinçia de quyo"7. Lope de la Peña, por su parte, se presenta el 8/X/1563 como "Vº delas prouinçias de cuyo y çiudad demendoça" contradiciendo las aseveraciones de Cuevas con su propia "pºbança E tsº" basada, entre otros, en el desconocimiento que debió tener Valdivia, y el propio Cuevas, de la realidad geográfica y antropológica al otro lado de la cordillera nevada8. Años más tarde Lope de la Peña, que en 1563 estaba en Santiago, ampliará su probanza presentándose el 30/III/1574 "Enla çiudad de mendoça destas Prouinçias de cuyo", como "vezino destadha çiudad", ofreciendo un interrogatorio basado con más fuerza -y conocimiento- en la localización geográfica e individualización de los indígenas, ubicando a éstos según sus "tierras y asientos" en los valles -Guantata y Guanacache-, separándolos de las de "manelturata" -a veces "mauelturata" como vimos, y también "manuelturata" en los documentos-9. 


A su vez, el fiscal Diego de Frías se expide sobre el servicio de los indígenas cuyanos en Santiago, refiriéndose a que sirvan "alpueblo y çiudad que alpresente Esta poblada Enlas prouinçias de cuyo ... la çiudad dela Resuresion (Mendoza) y las çiudades dela ffrontera (San Juan)"(15/III/1563)10.

García Hurtado de Mendoza justificó ensumomento -17/I/1561-, ante un requerimiento del Cabildo de Santiago, que el "cap+ pº del castillo ... fuese alaprovinçia de cuyo", "apoblar", entre otros, para que los naturales no tuvieran que "venirsesenta leguas de camino ypasar la cordillera nebada", obligación que "El q- lo dio no tubo atençion alo que convino"1112, demostrando otra vez el desconocimiento inicial de la comarca -los procuradores de Santiago se expresaban sobre este asunto, en los requerimientos a García Hurtado de Mendoza (y a Pedro del Castillo), de comienzos de 1561, refiriéndose a "quedentro delos dichos tr_nos de cuyo E Prouinçias sus comarcanas ... no funde ni haga pueblo", o bien hablando de las "dhas prouinçias de cuyo y sus comarcanas"-13. Expresión esta última que es la misma que utiliza P. del Castillo en su "çedula de ynsº", que beneficia a Lope de la Peña, dada el 2/V/1561 en la Ciudad de Mendoza14. Este toma "posesión" del repartimiento el 20/V/1561, "Enla çiudad demendoça nuevo Valle deRioja pºbinçias de cuyo"15. 


Por su parte, Francisco de Villagra dice que no puede "yr a bisitar y proveer la provincia de cuyo y lo demas a ella comarcano" por lo que nombra, el 27/IX/1561, a Juan Jufré "teniente de gouernador y capitan gr_al dela dha provincia deCuyo Cariangastaquepor otro nombre se llama tucuman y denolangasta y famatina y de todo lo demas que cayere enlos terminos de la ziudad questa poblada o sepoblare en el dho Valle de Cuyo y enlo que al presente ... vais apoblar enlaprovincia de caria o tucuman". Separación en "provincias" que mantiene en un poder que otorga el 1/XII/1561 a J. Jufré, de quien dice "yo tengo nombrado yseñalado por mi capitan y teniente gral_ delas provincia deCuyo yCaria", señalando más adelante a Cuyo -o Guantata- y a Caria como dos valles, hablándose ya de "tres zibdades" (?) -¿pensarían en ese entonces en la fundación de Benavente?-16. 
Mientras, el 15/III/1563 dice Villagra de Jufré que "fuistes a las provincias de Cuyo E Caria abra vn año ... donde ... Reedificastes la zibdad de la rresurreçion e poblastes la de SanJuan de la frontera e descubristes El Valle delaVeracruz provincias deConlara"17. 


De San Juan de la Frontera sabemos que en sus primeros tiempos se la mentaba como "provincia delos guarpes" (20/V/1563)18, expresión ya utilizada en el Acta de la fundación de dicha ciudad por Juan Jufré (13/VI/1562; "En este asiento y valle de Tucuma, provincia de los Guarpes" funda una ciudad que "se ha de llamar y nombrar la ciudad de San Juan de la Frontera e provincia de los Guarpes"; transcripción en H. Videla, op. cit.: 843-844; también, N. Larrain, 1906: 29/30, que cita: "se ha de llamar..., provincia de los Guarpes"). Jufré también se expresa en el sentido dicho en su re-fundación de la ciudad de Mendoza como "Ciudad de la Resurrección, provincia de Guarpes" (28/III/1562; "En este asiento del valle de Cuyo, provincia de los Guarpes"; H. Videla, ibid.: 841-840; también en N. Larrain, ibid: 23-22, quien transcribe "...provincia de los Guarpes" y "...provincias de los Guarpes", respectivamente). En la primera fundación de Mendoza (2/III/1561) por Pedro del Castillo el Acta se sitúa en cambio "En el asiento y Valle de guentata prouincias de cuyo", donde se establece "dha. ciudad" que "se ha de llamar y nombrar la ciudad de Mendoça nuebo Valle de rrioja" (transcripción en Torre Revello, 1927: 73-74).19


Más tarde, hallamos en las Actas Capitulares de Mendoza20 la segunda -y, junto con otra del 5/II/156621, probablementeúltima- mención de la "cibdad de mendoça nuevo Valle de Rioja" en las "probincias delos guarpes". Estas dos actas están rubricadas por "Juan decoria bohorquez", "Esyº pu_co ydel cabº", que aparece firmando también como "escribano público y de Cabildo" la "ampliación" del 5/VI/1562 en el "Acta de fundación de Ciudad de la Resurrección" por Juan Jufré, donde éste establece y da las tierras vacas junto a la ciudad, según leemos en la transcripción citada de H. Videla (op. cit.: 841; también Larrain, op. cit.: 24).22 


Inmediatamente antes de redactar el acta del 5/II/1566, J. de Coria Bohorquez efectúa traslados de provisiones (de 1565) de Rodrigo de Quiroga, "gobernador y cap_t general delas probincias de chile", en los que transcribe -ejemplificamos con uno- "por quanto Enlas cibdades mendoça y san Juan dela frontera Enla probincia de quyo"23. Luego, al acta del 5/II/1566 sigue otra de febrero del mismo año, con una palabra ilegible que pudo indicar el día, encabezada por el mismo escribano "Enla cibdad de mendoça nuevo valle de Rioja"24, fórmula que repite el 9 del mismo mes, dejando paso a otro escribano, "jnº de herrera"25, que asienta "Enla ciudad de mendoça"26 para agregar el 4/V/1566 "nuebo Valle (falta) ja"27 y el 8/V/1566 "prouisª de (falta)"28 con lo que parece estabilizarse la designación en el Cabildo local. 


Cinco documentos antiguos referentes a Cuyo, del período 1563-1566, se refieren a Cuyo y Conlara (1563), a las provincias de Cuyo y Caria (1563), igualmente a las "prouincias de cuyo. E caria" (1564; "de cuyo y caria" 1565) y a las provincias de Cuyo (1566).29
Asimismo, en una carta del Cabildo de Mendoza, que se fecha en "esta ciudad de Mendoza, provincia de Cuyo" el 1/XII/1568, se habla de "estas provincias de Cuyo en las cuales están pobladas dos ciudades habrá ocho años"30, mientras el obispo de Santiago, fray F. de Barrionuevo, escribe el 6/II/1570 que "en Cuyo quedan San Juan de la Frontera y Mendoza"31 y el Gobernador, Capitán General y Justicia Mayor del Reino de Chile, Rodrigo de Quiroga, otorga dos títulos de encomienda en 1579, "en las provincias de Cuyo e Caria", "dichas provincias de Cuyo"32 (11/4), y "en términos de la ciudad de Mendoza, que es en las provincias de Cuyo" (14/10)33.

Incluso, en la misma probanza de méritos de J. Jufré (enero de 1575) leemos que la pregunta nº IX a los testigos dice sobre sus cargos "delas pºbincias de Cuyo y descubrimiento de la de conlara"34, con respuestas donde directamente se lo reconoce como "teniente gen_al de la pºbinçia de cuyo e conlara", diferenciándose dos valles en la primera: de Guantata y de Caria y Tucuman35. 


El propio Cabildo de San Juan se dirige al rey -en fecha anterior al 7/XI/1575- diciendo de la ciudad "que es de las provincias de Cuyo del Reino de Chile" (transcripción en H. Videla, op. cit.: 845), mientras en otra misiva, del 20/III/1602, el obispo de Santiago, Fray J.Pérez de Espinosa, dice de "los indios de la provincia de Cuyo, que por otro nombre se llaman huarpes" (ibid.: 849), encontrándonos finalmente con que el proceso de la denominación más comprehensiva ya se ha completado a comienzos del siglo XVII como vemos en una Real Cédula de Felipe III -17/II/1609; "Recopilación" de Felipe IV- creando la "Audiencia y Chancillería real de Santiago de Chile" cuyo distrito comprendía también "la tierra adentro hasta la Provincia de Cuyo inclusive" (ibid.: 850; también en N. Larrain, op. cit.: 402). 
Con los datos expuestos hasta aquí sobre Cuyo se dilucidan no sólo diferentes pasos en las connotaciones y alcances del término sino también el hecho de que hay una doble denominación inicial en lengua de los naturales, huarpe, y de los invasores, quechua (al menos éstos parecen ser sus orígenes desde el punto de vista lingüístico y documental)36. 


Como seguiremos viendo, dualidades como Cuyo-Guentata para, aparentemente, designar un mismo sector geográfico, tienen cierta recurrencia en la Subárea arqueológica y apuntan al sustrato local y a la superposición inca. Es más, podríamos preguntarnos por qué una denominación, a pesar de su popularidad, no había terminado por encubrir a la otra (¿tendrá que ver con la menor extensión temporal y menor profundización de la dominación en el sector extremo suroriental del Tahuantinsuyo? o bien, ¿tendrá que ver con la mayor extensión geográfica -política, etc.- de la una respecto de la otra?). De cualquier modo, nos parece evidente que la persistencia e institucionalización de la denominación Cuyo se basa en aspectos del modelo incaico útiles para la nueva dominación territorial por los españoles. Debió jugar también un papel de cierta importancia el hecho de que el vocablo fuera quechua e impuesto por la dominación incaica. Nótese, además, cómo se trata la denominación según el origen de la fuente, primando la designación Cuyo cuando los responsables se expresan sin conocimiento de la realidad cisandina, o con conocimiento y determinados intereses a la vez. 


Un caso que nos parece relevante es la forma de situar las fundaciones de la Ciudad de Mendoza y la de San Juan. 
Pedro del Castillo del grupo de García Hurtado de Mendoza (estrechamente vinculado a su vez al Virrey del Perú) hace del valle de la fundación un sitio huarpe -"guentata"- en una(s) provincia(s) -"cuyo"- donde la denominación apunta al quechua o, mejor, a la dominación incaica. Mientras que Juan Jufré, del antiguo grupo descubridor/colonizador de Francisco de Villagra-Pedro de Valdivia, Francisco de Aguirre, etc.-, primeros que con cierta amplitud arribaron, conocieron o bien incidieron en nuestra región, prefiere situar sus fundaciones en el "valle de Cuyo" y en el "valle de Tucuma" -denominaciones ambas de muy probable origen quechua-, en la "provincia de los Guarpes". 


Más allá de los intereses de estos grupos en pugna (por ejemplo, encomiendas de la primera época del contacto -después de 1551- versus las nuevas de la "apresurada" fundación y repartimientos de P. del Castillo, etc.) creemos que hay una base, sustrato en la situación indígena pre e incaica, que guía estas acciones. El propio G. de Bibar (op. cit., id.), si bien parece que no registró las distintas variantes toponímicas, pareció en cambio percibir en parte esta situación en los dichos de sus compañeros, actores de la ingresión de Villagra al este de los Andes. (Un Jerónimo de Vivar, con toda probabilidad el mismo citado, que el 29/VII/1558 está en Santiago de Chile y tiene aproximadamente 33 años, es presentado como testigo en el "Proceso de Francisco de Villagra" y responde a la pregunta "103" diciendo que "este testigo le vió volver á este reino de ahí á dos años, que vino por la otra parte de la cordillera nevada" -se refiere a Villagra-, "y ansí lo oyó decir este testigo á los soldados que vinieron la dicha jornada con el dicho Francisco de Villagra" -se refiere a que pasaron "grandes trabajos de hambre y frío"-37. 

Si como parece los términos inicialmente transcriptos son los de Caria y Cuyo (Bibar, 1558, ibid.)38 y recién después, con motivo de las fundaciones de ciudades, lo son los de Guentata (P. del Castillo en la fundación de Mendoza -2/III/1561-) y de Tucuma (como vimos, disposición de Villagra designando a J. Jufré con motivo de las próximas fundaciones en suelo cuyano -27/IX/ 1561-) podemos preguntarnos si tuvo algo que ver en la gestión sobre la organización y jurisdicción cisandina del Reino de Chile la real preeminencia de la designación Cuyo, y ¿por qué?, a la vez que plantearnos si Tucuma no apareció como resultado de una estrategia más bien relacionada con el conflicto jurisdiccional de la conquista y poblamiento hispánico del actual noroeste argentino.39

Existe una referencia que nos parece notable por lo temprana y directa -al menos tan temprana como el escrito de Bibar y por un actor y testigo de la jornada de Villagra-. Corresponde a Juan Jiménez, "morador en esta ciudad de Santiago" de Chile, el 19/IX/1558, cuando es presentado para dar testimonio en el "Proceso de Villagra". A la pregunta "104" responde: "quesabe é vido este testigo que en toda la dicha jornada, que duró los dichos dos años, poco más o menos, ...; y en la dicha jornada descubrió (Villagra) muchas leguas y pacificó muchos indios en los Juríes y en esta tierra detrás de la cordillera, que es la provincia de Cuyo y Cabay y Uco, y los indios de estas provincias han venido á dar la obediencia y á servir á los vecinos en quien se encomendaron, y conquistó muchas é diversas naciones de lenguas" (subrayado nuestro)40. 


La mención no sólo interesa por la enumeración de "Cuyo y Cabay y Uco" como "provincias" y la no mención de Tucuma -que no está tampoco en Bibar para la región- por alguien que sabía del noroeste y centro-oeste de nuestro país, sino también por la fuerte aseveración sobre la "obediencia" y el ir "á servir á los vecinos" al otro lado de los Andes, antes de la fundación de las ciudades cuyanas y sin que hubiera fuerzas hispánicas establecidas aquí. Por más que se hable de la "pasividad" de los huarpes, o que se mandaren buscar periódicamente -por "escuderos", "mayordomos", "yanaconas", etc.- no parece razonable pensar en un servicio a distancia que no estuviere fundado en antiguas relaciones indígenas de ambas bandas cordilleranas y, en lo inmediato, en alguna forma de movilidad establecida por la dominación incaica: el servicio en el área central chilena por los naturales cuyanos bien pudo tener su base en uno próximo de época incaica. (Ver en nota de pié de página el caso de los "yanaconas" "peruanos" que conducían las "mitas" a Chile).

Una dominación pavimentó el camino de la otra, y esto no es una paráfrasis. Los hechos del descubrimiento y conquista hispánica del área andina se facilitan por la anterior estructura de dominación incaica, incluyendo aspectos tan materiales como las vías de comunicación: Francisco de Villagra y sus huestes ocuparon algún tiempo de sus jornadas cuyanas en el descubrimiento del camino incaico para poder pasar al incipiente Chile hispánico41.

Más adelante, las "Informaciones" que ordena el Virrey Toledo (1570-1572; R. Levillier, 1940 -II-: XIX ss.) sobre los"Incas" y algunas características del gobierno, u otras, de los pueblos dominados, muestran la importancia y vigencia del tema, básico en la organización del imperio hispánico en Andinoamérica.

Sea cuál fuere la respuesta a la problemática que venimos planteando está claro que se mantiene con mayor fuerza la denominación Cuyo, que parece ser la foránea respecto de la huarpe Guentata y que bien pudo ser de origen quechua, establecida por los incas.

Por las razones que fuere, la administración hispánica la prefiere para la región, superando los primeros -y vanos- intentos del grupo Villagra-Jufré separando las "provincias" de Cuyo y de Caria/Tucuma, o bien los valles de Cuyo y de Tucuma según provincias de los Guarpes. 
Por otra parte, el hecho de fundar San Juan "de la Frontera" implicaría también aceptar el límite de amortiguación para una situación que la corona zanjaría pronto y que a la vez, nos preguntamos, ¿no reflejaría una realidad preexistente, prehispánica? No sólo parece que una etnía, huarpe, ocupaba el área en tiempos pre-incaicos, sino que cuando los incas arriban, debieron establecer su dominación sobre los primeros según una "provincia" particular y, nueva pregunta, ¿no se correspondería mejor ésta con la estructuración de la dominación inca del área central y Norte chico chilenos, más que con el noroeste argentino -considerando éste, y para la época, a partir del norte de la actual provincia de San Juan-?


"Chimba" (s), ¿topónimos del sector de residencia de "incaizados" en Mendoza y San Juan?

En Mendoza, las fuentes tempranas señalan en forma directa la conquista y dominación incaica sobre los indígenas locales42 o la mediatizan un tanto tratando de la existencia de naturales, huarpes u otros, hábiles en la lengua del Cuzco43 y que tienen vestimentas, costumbres u otros, de procedencia incaica44. 
Con la ingresión incaica pudieron establecerse grupos foráneos (Bárcena, 1979 -1977-: 674 ss.; Lumbreras, 1981: 103; Bárcena et al, 1990: 69 ss.; Gentile, 1991: 23),45 de manera tal que ésta no tuvo necesariamente por protagonista a un grupo grande de indígenas "peruanos", sino a otros, mit'ma, por lo que una parte de la difusión del quechua y demás atributos de procedencia cuzqueña -directa o mediatizada- pudieron también tener lugar más tarde, con el arribo de los conquistadores extra-americanos (Bárcena, 1988 b; Silva, 1991). Esto pudo pasar -y pasó- pues llegaron individuos o grupos de esa procedencia, "Martín Inga", "Felipe Inga", yanas, etc., como está claro en las asignaciones de solares y de tierras para el cultivo originadas en la fundación de la Ciudad de Mendoza,46 en la reiterada mención de yanaconas -aunque en muchas ocasiones puedan referirse a los naturales encomendados, como indios de servicio-47 o se podría colegir de la supervivencia de topónimos como "Chimba/s" en Mendoza y San Juan, posible reminiscencia de un sector o "barrio" de incaizados, al estilo de los de la otra "banda" del río Mapocho en Santiago, instalados quizás después de la conquista hispánica (Bárcena, ibid.; Silva, ibid.). (Todavía en 1653 hay referencias a un "Inga" o "Manuel Inga" en Mendoza -J.L.Espejo, 1954 /I/: 162 ss.-). 
En Mendoza, además de otros topónimos "chimba/s", se conoce como "la Chimba" la zona al norte del casco urbano antiguo, donde la "acequia principal del cacique Tabalqué" o de Allayme "caía", regando las tierras de dicho cacique (R. Ponte, 1987: 55-56-57). Hoy persiste una hijuela con el nombre de "la chimba" para el riego del sector en una zona que es límite departamental, de algún modo "opuesta", al "otro lado" de la antigua ciudad (ver más abajo).48 
"La chimba" mendocina también se correspondería bien con la "otra orilla" o "banda" de un curso de agua, dado que en la zona y hacia el este de la misma -o al sur y este- "caían" -o caen- varios de ellos.

Además de sector de la citada "caída" de la acequia Allayme es la zona de las dos hijuelas de la "acequia de la ciudad o la que pasa por este pucará" (de 1566), que Ponte hace transcurrir por la actual calle Salta de Mendoza (límite oeste de la traza de la ciudad antigua, según el autor; op. cit.: 56/57), hasta abrirse en dos cursos, hijuelas, las que con el cegado de tal acequia pasarán a serlo del posterior Canal Tajamar (mediados del s. XVIII) abierto al oeste de ella (ibid.) -entubado después bajo la actual avenida San Martín-. Las hijuelas se conocen en la actualidad como chimba y zapallar (G. Vitali, 1940: 22 y Lám. VIII). La primera continúa el rumbo aproximadamente norte de las dos acequias citadas -en coincidencia con el primer tramo del antiguo camino a Chile (colonial, probablemente de base indígena, pre e incaica)-, y la segunda las bifurcaba (o bifurca), con rumbo aproximado este/noreste y luego norte, paralelo a la hijuela de la Chimba. 
La actual calle Coronel Díaz, límite de los departamentos Capital (Mendoza) y Las Heras, se corresponde en parte con la bifurcación que da lugar a la hijuela zapallar. En la zona de intersección de esta calle con la actual Ituizangó49, existía la capilla -Iglesia después- de Nuestra Señora del Buen Viaje, también Casa de Ejercicios con el tiempo. Fue un límite septentrional durante buena parte de la época colonial, en la salida a los caminos de comunicación con el norte (San Juan) y el oeste (Chile).

En el primer tercio del s. XIX "La Chimba" debió ser ya nombre de la actual Avenida San Martín al penetrar en el Departamento de Las Heras, conociéndose como barrio "de la Chimba" un caserío unas cuadras al norte del límite departamental actual, Ciudad/Las Heras, y en el lado oeste de la avenida San Martín en su entrada a este último Departamento (zona del actual cementerio de la Capital). Un plano de alrededor de 1822 señala entre los barrios el "de la Chimba" al norte y oeste del límite de la ciudad y del tajamar. Otro plano de la Ciudad, de 1856, denomina expresamente "Calle de la Chimba" a la arteria mencionada, al norte del límite señalado, mientras vuelve a trazar la característica bifurcación del Tajamar. (Cf. Ponte, op. cit.:102, 108 ss.).50
Por último, hace cerca de cien años, en los primeros meses de 1894, la "Corporación Municipal de Las Heras" dispone el nombre de "San Martín" para la calle conocida como "de la chimba"51 que, según dijimos, es el que se mantiene. 

Con respecto a esta hipótesis sobre la formación de una zona, sector, barrio, etc., de "incaizados" en Mendoza, probablemente a partir de la conquista y colonización hispánica, sería de utilidad precisar la ubicación de las parcelas de los nuevos pobladores "Inga" y también la localización de los llamados "yanaconas".

Sobre esto último llama la atención algún texto de Actas Capitulares, como la ya citada del Cabildo de Mendoza, del mes de diciembre de 1566, que refiere la situación en que están "los anaconas sementados Esus rrancherias puestas e apartadas delas acequias principales" por lo que "Echan agua ...por raderas quelos dhos anaconas habren ... demanera que quitan El agua, que ba por El ace (falta) principal por donde se rredunda daño a los Vs.º (falta) aturales queabaxo dellos siembran". Situación para la que se ordena remedio: "mandauan y mandaron alos SS de Chacaras (falta) tengan, yanaconas poblados ... sino fuere junto (falta) acequyas principales queson la de allalme, tabal (falta) e. y la que pasa poreste pucara ("y la de guaymaye", testado)"52. 
Disposición que además de ordenar la ubicación de las sementeras y habitaciones, parece concentrar los "yanaconas" respecto de los vecinos y de los naturales. De igual modo, la limitación sobre las acequias (se testa "guaymaye") respondería a una realidad de la época sobre los destinatarios de su uso (y de las tierras que regaban) y a la aludida política de concentración en unos límites.

Podemos preguntarnos entonces si medidas como las precedentes no estarían en la base de los desarrollos posteriores que el topónimo "chimba" parece denunciar. 
En San Juan, todo un Departamento de la división política provincial lleva el nombre de "Chimbas", mientras que un sector de "Las Chimbas", en la margen derecha del río San Juan, fue "ocupado" por una crecida de éste que obligaría al traslado de la primitiva ciudad a un emplazamiento cercano (H. Videla, op. cit.: 89, 263, 264, 265, 322, 323, 403, 416).

Antes de esa división, "Chimbas", junto con Bermejo y Alto Verde, era "barrio" principal del Departamento Concepción -"Pueblo Viejo"- de San Juan (datos hasta 1872, según N. Larrain, op. cit.: 334).

En la misma obra de Larrain (op. cit.: lámina al final y fuera de texto) se reproduce un "Plano topográfico de la Ciudad de San Juan y Departamentos Agrícolas Anexos", de 1863, donde se figuran "Las Chimbas", entre los "Arroyos del Río" (San Juan) y al norte del brazo más austral del mismo, en el "lado opuesto", septentrional a la Ciudad de San Juan y los sectores llamados "Concepcion" y "Santa Barbara", próximas al Paso de las Tapias, camino de "Albardon" al otro lado del río. 
Desconocemos cuán antiguo es el término "chimba/s" en la región, más allá de lo expresado, por lo que sería de interés precisar esta cuestión. 
Como se sabe la palabra proviene del quechua "chínpa" y significa "Parte colocada frente a uno, lado que queda hacia la banda, acera opuesta, orilla contraria" (J.A. Lira, 1945: 126). Martín Alonso (Enciclopedia del idioma ..., 1958 -I; A/C-: 1350) se expresa del término como si fuera relativamente nuevo53; mientras que en el Diccionario de la lengua castellana..., compuesto por la Real Academia Española, en la primera mitad del siglo XVIII, no se recoge el vocablo (tomo II -C-, Madrid, 1729). 


Otros datos sobre la dominación incaica en Cuyo

Otra información sobre los huarpes y su sujeción a los incas es más tardía, distorsionada por el carácter del documento. Aquí se dice que los huarpes son "gente humilde, y tan incapazes, que conSiderandolo el Rey Inga q- los Sujetò, les impuSo de tributo vn cañuto de piojos, y (Segun Se dize) fue para obligarlos a veStirSe.."54.

Los datos se completan con otros de Caria55, debidos a Bibar (op. cit.: 165), los que no sólo reafirman la conquista de los aborígenes del sector por los incas sino que agregan "y aun hoy en día están depositados de aquel tiempo, y de allí tomaron algunas costumbres suyas". Con lo que podemos pensar en aspectos de la organización estatal aún vigentes en 1551 (época del paso de Francisco de Villagra y sus huestes por Cuyo, o todavía más tarde -1558-). El estar "depositados"56 significaría la pervi vencia de la organización de los naturales -huarpes- por el sistema incaico, o bien establecería una relación con la persistencia de mit'ma. Aspecto este último digno de continuar contrastando por las excavaciones arqueológicas y que podría considerarse al evaluar la cronología absoluta de los tambos, cuando ésta remite a una época más reciente que la esperada. Asimismo, el estar "depositados" podría extenderse, por la misma cita (ibid.), a los indígenas del norte de Mendoza ("Cuyo")57, configurándose una situación que pudo estar en la base de la pronta instalación de la encomienda en Cuyo -mucho antes de la fundación de la Ciudad de Mendoza en 1561-, siguiendo los huarpes el camino trasandino por sus "mitas" -¿según un modelo de época incaica?-.

Sea como fuere, la exposición de Bibar parece señalar dos situaciones diversas con un aspecto común, donde la relación mayor, tanto pre como hispánica, está entre los habitantes de "Cuyo" y del Mapocho.

Cuando el 8/X/1563 compareció Lope de la Peña en Santiago pidió que los testigos de su probanza fueran inquiridos según un cuestionario cuya pregunta nº V fue "Si saben & quel dhoJuan dequebas no tiene En si Encomendado los dhos Caçiques ... ysus Valles ni asiento y si alguna encomienda enel hizo pº deValdiuia Enlas dhas pºbinçias fue por notiçia ... y si algunos ynsº dellas vinieron aesta zibdad esporla costunbrequeantenido ytienende Venir a Rescatar con otros naturales destas prouinçias" (subrayado nuestro)58.

La aseveración del encomendero mendocino pudo ser interesada respecto de los indígenas en litigio, sin embargo debió recurrir a un hecho comprobable en general: esto nos coloca en la posición de saber que se "rescataba" entre los indígenas de ambas bandas cordilleranas antes de y, quizás, durante el proceso inicial de conquista y colonización hispana. Asimismo, se resalta el hecho de que "venían" a Santiago y otras zonas. Si bien establecer el hecho contrario, sobre los indígenas del Mapocho viajando a "Cuyo", no hubiere tenido interés en el litigio y por lo tanto no se señaló, podemos pensar que el flujo humano principal era hacia Chile. Nos queda el interrogante entonces sobre los alcances de esta relación bajo la dominación incaica. 
Después, en el siglo XVII -1617- hay otra referencia importante sobre la presencia inca, mencionándose el "cerrillo fuerte del Inca" en el "Asiento del Acequión" (Espejo, 1954 /I/: 51). Correspondiente, probablemente, a las tierras de igual nombre en la actualidad, de la Precordillera y su piedemonte oriental, en el límite de las provincias de San Juan y Mendoza.

En 21/VI/1593 se otorgó una merced de tierras -"de doscientas cuadras ... en Las Chimbas y Albardón", según H. Videla, op. cit.: 403; en p. 415 dice "de tierras de Angaco y Albardón"- a J.E. Mallea, vecino de San Juan. La merced, llamada de "La Laja", ubicaba las tierras "una legua de esta dicha ciudad, adonde atraviesa la acequia del Inga, el camino que va de Comparbelín"59. Por su parte, J.L.Espejo dice de la merced que las tierras estaban a media legua de la Ciudad de San Juan y transcribe "donde atraviesa la acequia del Inga el camino de Sinparvelin" (op. cit. -I-: 33). 


Una relación curiosa, a tono con las ideas e intereses de la época, la da una petición de merced al rey, "del Cabildo y Ciudad de San Juan de la Frontera", anterior al 7/XI/1575, donde se decía "Hacer relación a Su Majestad como están las provincias de Conlara, tierras vistas bien pobladas cincuenta leguas de esta ciudad y las provincias de Comechingones a sesenta leguas de esta ciudad y que hay clara certidumbre estar cierta cantidad de ingas, pobladas cuarenta y cinco leguas de esta ciudad; las cuales dicen proceder y descender de los ingas, del Perú, que se entraron conquistando la tierra adentro, y entiéndese que es lo que vió César, según que V.M. mas largamente ha oído y visto"60. 
Otra carta del Cabildo de San Juan de la Frontera al rey, del 8/X/1573, refiere que no sacan oro ni plata "por los pocos españoles que aquí hay", aunque "sábese cierto los incas señores que fueron del Perú y destas provincias lo sacaron, que ahora se ve las poblaciones que para ello tuvieron y instrumentos con que lo labraban"61. 
Diego de Rosales escribió en la segunda mitad del siglo XVII que había minas de oro y de plata en Cuyo y que "De plata se tiene noticia que ay algunas en la cordillera, y unas y otras labraron los indios ingas quando vinieron a conquistar a Chile" (1878 /1666/ -II; cap. XXII-: 99).


"Los paredones", "paredones del Ynga" o "paredones de Uspallata"

Un dato anterior -1576-, por su parte, se refiere al norte de Mendoza, también con una mención contundente - si la consideramos contextualmente- como es la existencia de tierras, a unos veinte kilómetros de la ciudad homónima, "donde se sembraba para
el Inga y ahora no se hace ni los indios viven allí"62. Mientras que, la referencia a un "pucará" en la propia ciudad debe relacionarse con un "fuerte", probable primera sede del Cabildo y de los pobladores iniciales63. 
No así, la mención de unos "paredones" o "paredones del ynga"64, próximos al emplazamiento dicho65.

En realidad, las menciones documentales se refieren a un hito conspicuo, que también llaman "pucara" y que debió tener un patrón arquitectónico, de cierta complejidad constructiva y distinto del de los naturales66.

No conocemos referencias, en el tipo de documentación "legal" de la época que venimos tratando, sobre las construcciones de los naturales -salvo las genéricas que las hacen suponer, como las denominaciones "asiento", "tierras", "estancia", etc.- (como se sabe hay referencias a las construcciones de los naturales en otras fuentes documentales, debidas particularmente a la pluma de eclesiásticos, que describen tipos de habitaciones hechas con materiales y técnicas que, arruinadas, no dejarían restos de envergadura para merecer el calificativo precedente).

En cuanto a los "paredones" siempre se los menciona así, en plural, o como "paredones e puertas" relacionados con el "camino" hacia determinadas tierras indígenas que, podemos colegir, en todas las ocasiones están principalmente al Este (también noreste y sureste) de la traza de la Ciudad de Mendoza en esa época67.

Los "paredones" son los "Paredones de izpallaja" -o simplemente "los paredones"- según las menciones más antiguas que conocemos de los mismos y de acuerdo con la lectura de Torre Revello en el plano del repartimiento de tierras a los primeros pobladores de la Ciudad de Mendoza "para que puedan senbrar y plantar" -9/X/1561- (op. cit., 1927: 26,76). Datos que parecen referirse a la construcción dicha -o construcciones- de época incaica, cuya ubicación probable, en nuestra opinión, fue a unas cuadras más allá del límite Este del ejido de la ciudad (planos de 1561 y 1563), en el actual Departamento de Guaymallén (Figs. 1 y 2).

El propio nombre "izpallaja", que recuerda el de Uspallata68, parece más cercano al quechua y, quizás, sea la única (o una de las dos; vide infra) referencia nominal a un personaje (?) (¿funcionario?) incaico cisandino. El propio nombre del valle de altura homónimo, donde están localizadas las principales construcciones incaicas conocidas -tambos y el camino anexo-, podría derivar de una situación de este tipo. El dato ("paredones de izpallaja") de la historia hispánica local temprana tiene la fuerza de la cercanía con la anterior dominación, incaica. Asimismo, adquiere mayor relevancia al ser aludido también como "paredones del ynga" Uspallata, un nombre que puede asimilarse al quechua, no sólo por su fonética y posibilidad de significados en esa lengua (ver diccionarios actuales y de época: J.A. Lira -op. cit.-, F. Domingo de Santo Tomás -1951 /1560/-, D. González Holguín -1952 /1608/-), sino por los topónimos serranos peruanos próximos (Uspachaca, etc.). 


Para nosotros está claro que hay una doble denominación geográfica, de zonas relevantes de San Juan y especialmente de Mendoza, según las lenguas huarpe y quechua. En esta lengua la denominación sería más reciente, propia de la dominación incaica y de su época. Cuyo o Guantata, Uspallata o Mauelturata reflejarían esta situación, a veces confusión, en los documentos de época. Otro caso es el de Uco, valle al sur del de Guantata, zona de Mendoza donde aún se mantienen topónimos de base huarpe como parece serlo "Gualtallary" , entre otros, que contrasta con el más amplio, primero dicho, que podemos encontrar hoy en un homónimo de la sierra peruana.69
El caso del topónimo mendocino actual Uspallata (nombre de un valle cordillerano y de una villa que concentra la población del mismo) es notable, según los documentos iniciales de la conquista y colonización hispánica y en relación con el tema de la dominación incaica que nos ocupa. 


Si seguimos la citada presentación de Lope de la Peña -30/3/1574-, en Mendoza y ofreciendo el testimonio de vecinos de la misma, según la transcripción de "J.R.L." a nuestra disposición, hallamos que un poblador caracterizado de la misma -Juan de Villegas; vide Bárcena et al, 1991 : 14- dice "Eque Este tsº queriendo saber Eynformarse donde Es Esta tieRa llamada manuelturata (sic) le an dho que son vnos paredones queEstan EnelValle quellaman Vspallata queEsdesta çiudad distançia de nueue odiez leguas poco mas o menos". Lo que a su modo confirma otro testimonio -de Francisco de Urbina-, "E queEste tº solo conosçe vn valle que se dize Vspallata donde dizen que vn asiento sellama manuelturata", y reafirma, en cuanto a la posición de enclave en el paso transcordillerano, un tercero -Gabriel de Cepeda-, "enel dho Valle de manuelturata q_ la pregunta dize avnqueapasado muchas vezes por el dho Valle Este tº ydormido En El".70 

Testimonios que permiten identificar el Valle de Uspallata o de Mauelturata -Manuelturata, Mahuelturata, etc.- con el actual y plantear cuál pudo ser la relación entre las dos denominaciones antiguas y sobre los restos -?; paredones- que albergaba en 1574. Puede tratarse otra vez, como decíamos, de dos designaciones paralelas, quechua y de los naturales ?, o bien del "asiento" de éstos en el amplio valle ?, o mejor, otra vez, de los "paredones" -restos incaicos ?- nombrados por el apelativo de otro personaje incaico o incaizado, operante en el valle de altura ? Son cuestiones que sin duda hacen a la dominación incaica, a su organización y a la población de los naturales. Merecen una hipótesis a contrastar. Sino veamos lo que ocurría en Mendoza al tiempo de la fundación de la ciudad.71

Al observar el plano con la distribución de tierras para uso agrícola, más allá de la delimitación del ejido de la Ciudad de Mendoza, notamos que el repartimiento (op. cit., plano del 9/X/1561, refrendado por Pedro de Castillo)72 ubica en la parte superior las tierras de "Anze de Fabre medida la suerte de campofrio azia los paredones" y las de "Juº de Villegas 90 de frente al Exido y 135 de largo azia los paredones de izpallaja"73 . Al no observar puntos cardinales explícitos, proponemos que la orientación del plano, que reproduce en su centro la traza de la ciudad del 2/III/1561, es semejante al de ésta, con el norte a la izquierda (ver planos de Mendoza, 1561 y 1563, en Bárcena et al., 1991: 12 y 17, figs. 1 y 3; también p. 11 ss.). 

Otro plano de repartimiento de las mismas tierras, de 156374, modifica un tanto la traza general, aunque siguiendo el modelo de 1561 (Fig. 1). La distribución según vecinos se modifica también. Esta traza mantiene el mayor desarrollo de adjudicaciones en la parte superior del plano, que en la anterior atribuíamos al Este. Ahora, se ha señalado con la palabra "norte" el ángulo inferior derecho del ejido, por lo que no cabría la interpretación anterior (Fig. 2). No obstante, hay suficientes razones para mantenerla, incluída la presunción de un error de disposición de la palabra "norte" en este plano. También, se mantiene en él la posición de Anze de Fabre y de Campofrío en las parcelas superiores.

Los datos sobre la propiedad de este último, la posición de su parcela y la relación de la misma con los "paredones", nos permiten señalar la alta probabilidad de que los "paredones del ynga" o "de yspallaja" (Uspallata?) -edificaciones de cierta envergadura como para ser llamadas "pucara"- estuvieran al Este de la traza de la ciudad, en las tierras del "cacique" Guaymallén, o camino de ellas, hacia el río Mendoza. Nuestra posición puede contrastarse, además de otras, con las siguientes informaciones y las relaciones que se desprenden de ellas:

El Cabildo de Mendoza dispone en diciembre de 1566 que debe "auer caminos para quese pueda andar" por lo que señalan "los acostumbrados": el de Santiago de Chile, el de San Juan y el de Uco, que determinan claramente las salidas para las vinculaciones con el 
oeste, norte y sur. Prosiguen con "los caminos queban a Guay/falta/ E anato E a don Felipe E allalloa", cuya posición debió ser hacia el Este, completando con esto las comunicaciones tradicionales del área.75(ver también más abajo)
A su vez, una petición de tierras para Alonso Campofrío de Carvajal las hace "cabecear" en su ancho en la "acequia con que Riega guaymaye" y que por el largo "corra ... azia do sale El sol"76.

Asimismo, en otra disposición capitular se dice "La qual dha mrd de tierras quean fecho y señalado ... se entiende ande cauecear enla sequya que llamuan de guaymaye E otra sequya vieja questa amojonada que cupo entierras vacas hasta otra asequya questa junto a los paredones del ynga que llaman pucara la qual con calidad de tierras vacas ... caen entrela asequya dha. de guaymaye Ela del pucara"77. Pudiéndose completar esto último con lo expuesto en el "Acta" del 31/XII/1574 -presentación de un escrito por Alonso de Reinoso- "que porquanto por este cabildo asydo amojonadas las tierras vacas. que los caciques comarcanos. aclararon pertenescer alos Vz.ºs y pobladores desta ciudad porlo qual ... mdo amoxonar las dhas tierr.s dando por pradron (sic) vna quefizo en el camyno de guaymaye enla sequya seca ... el dho moxon y el otro enla cayda delas dhas tierras vacas se hizo. y amojono enlos paredones del ynga que llaman pucara camyno. de la .estancia. e tierras de guaymaye hazia el Rio eporque paresce porlos cabyldos pasados auer dado chacar (sic) enlas dhas tierras a alº de canpo frio carauajal en. cuya subcecion ... le fazian la dha. mrd .. con tal que se aya de cauecear ... hazia aRiba. ala asequya de guaymaye, las noventa varas .. y enla cayda. se aya de amojonar.. enla esquyna. del pucara dho ..."78. 

Presentación esta última que puede contrastarse con provecho a la luz del extracto documental de J.L. Espejo sobre la "Junta de Caciques para el amojonamiento de las tierras dadas a Pedro del Castillo" (1954 /I/: 15/17)79, acordada por el Cabildo de Mendoza el 28/VIII/1574 y llevada a cabo el 1/IX/1574, concurriendo "Alonso de Reinoso, como encomendero de los Caciques Goaimalle, Allallao y Selitian" (:15), estando presentes "los Caciques D. Felipe Esteve" y otros (:16). "Esteve dijo ... que Goazap, su tío ... le vendió al padre de Goaimaye ..., las tierras de Anancat, que es donde estuvo la Estancia de Alonso Campofrío, en la dicha acequia llamada Goazap Mayu y que ... los indios de Goaimaye ..., se fueron extendiendo hasta las tierras de Peipolota" pasándose cuando "vinieron a la dicha población el dicho Capitán (Castillo) ... con el dicho Goaimaye y sus indios más abajo a unas tierras llamadas Tanteiqué que eran del dicho D. Felipe" (Ibid.). 
Con estos datos se amojonaron las tierras libres "que corren desde unos paredones e puertas que van por el camino de tierras hacia adonde el dicho Cacique Aillallao tiene sus tierras y asiento e hacia una acequia que va agua abajo que vá a dar a un carrizal y hasta una acequia alta llamada Tantaiquén que es hacia donde pobló el dicho Cacique Goaimaye que alinda con tierras y pueblos del dicho Cacique D. Diego Nato" (ibid.). 

Testimonios que primero relacionan los caciques y tierras sobre los que vuelve la presentación de Alonso de Reinoso -de la sucesión de Alonso Campofrío de Carvajal-, que son los que ubicamos al Este -y sureste y noreste- de la traza de la Ciudad de Mendoza y con ellos los "paredones e puertas" que atribuímos a la organización estatal incaica. Lo que parece reforzarse ahora con la denominación de las tierras como "Anancat" y de la acequia como "Goazap Mayu", nombres que en este contexto pueden también estar señalando el establecimiento incaico, según sugieren sus relaciones con el quechua y su significado considerando la organización andina. 
Asimismo, "Goazap Mayu" puede referirse a la "sequya vieja" o "sequya seca", a "otra asequya questa junto a los paredones del ynga que llaman pucara" o bien a la "asequya de guaymaye" (vide infra). 

Fuera cual fuere, la acequia tiene muchas probabilidades de corresponder a la época incaica y aún de haber sido construída en ese tiempo para el servicio del "pucará" y tierras aledañas. Goazap, tío de Esteve y al que éste quizás pudo suceder en el mando, dispuso de tierras y acequia como "propias", haciéndolo con unos terrenos no muy extensos, que probablemente fueron enclave incaico, en una época entre el colapso del Tahuantinsuyo y la llegada de los españoles a Cuyo. 
En cuanto a la posición de la acequia de "guaymaye" es útil recordar el "Acta" del 8/I/1566 que fija el ejido de la Ciudad, teniendo en cuenta las tierras baldías de los alrededores. En el caso del límite Este le da, "desde la dicha ciudad" hacia "do sale el Sol", una extensión, "largor", "de seis cuadras". (N. Larrain, op. cit.: 27). 
Tal límite ha sido interpretado por R. Ponte en correspondencia con la actual calle Cobos del distrito Dorrego y su continuación en calle Lavalle del de San José, ambos del Departamento de Guaymallén, inmediato al este de la Ciudad de Mendoza. El límite lo hace coincidir Ponte con una acequia que, entiende, es la "hijuela de Guaymalle" que, por lo tanto tendría su curso aproximado según la traza actual de las calles nombradas. (Op. cit.: 56 -plano nº 4-, 58, 59, 60).80
¿Un enclave incaico en el Valle de Güentota?

Como se ve, la documentación que venimos citando permite vislumbrar una estructuración temporo-espacial, cuya base reside en parte, a nuestro juicio, en la situación imperante en el Valle de Guentata, bajo la dominación incaica. 
El fundador P. del Castillo dice, "En el asiento de Guentata, que es á las espaldas de la grande cordillera nevada", el 22/II/1561, que "tomaba y aprehendía la posesión en el dicho asiento, por él y por todos los demás asientos y provincias comarcanas", por lo que "alzado é tendido un estandarte ..., que en sus manos trujo Alonso de Campo Frío de Caravajal, alférez", prosigue el acto con "muchas vueltas a caballo por una plaza que en el dicho asiento estaba" y se les da "á entender por lengua que se habla en Chile ..., á éste su cacique é señor principal del dicho valle é asiento é á otros muchos caciques principales é indios que presentes estaban"81. 
Días después, el 2/III/1561, en el mismo "asiento y valle" del Castillo dice que "ha acordado, hasta ver la dispusición de la tierra, poblar en este dicho asiento una cibdad", por lo que realiza los actos propios de una fundación (alzar "rollo y árbol de justicia", etc.)82.

Parece claro entonces que Mendoza se funda en un "asiento", poblado de los naturales83, para lo cual debió trasladarse a éstos, lo que también parece explicitar un "Acta" del Cabildo local: "por quanto por el Capªn pobla(falta) desta civdad. los dhos yndios fueron rreti(falta) y puestos en otra parte donde estaba(falta) mejor acomodados. que al presente estan"84. 
Trece años más tarde, como vimos, se vuelve sobre el tema de las tierras para lo que se hace la "Junta de Caciques", aflorando otra vez la figura del "señor del Valle", ahora "Don Felipe", Esteve, mientras Goaimalle es representado por su encomendero, Alonso de Reinoso -de la sucesión de Alonso Campofrío de Carvajal-.

Según la citada "Acta", del 1/IX/1574, Esteve había llamado a Goaimalle a poblar cerca del sitio de la fundación de la Ciudad -antes estaría en tierras que "eran ... unos arenales y algarrobales lejanos"- y es el"tío" de uno (Goazap) y el padre del otro (Pilectay) quienes se entienden en la "compra/venta" de las nuevas tierras.

Sea cual fuere la organización socio-económica/política en juego y el carácter de la transacción señalada, parece claro que el acuerdo no data de un tiempo muy lejano y que éste debe referirse al lapso entre el fin de la dominación incaica y el arribo hispánico (este hipotético lapso debió abarcar desde aproximadamente 1535/36 -o 1540/1- a 1551 o 1560).

La versión que relatamos, refrendada por el escribano Antonio Bello, se debe a la intermediación de Juan Niño de Cepeda, que fungía como intérprete.

Según esta interpretación hubo una "venta" de tierras para Goaimaye/Pilectay y su gente, mientras que al capitán fundador se le "dió" "las que corrían por unas acequias que salían del Río de la Ciudad." 
Las tierras no fueron suficientes para los naturales por lo que en la época del arribo de Castillo, Goaimalle y su gente se habían extendido a otras, llamadas Peipolota (o Peipolonta), "donde ahora están". Castillo les "ruega" que se queden allí. Aunque, "Después que vinieron a la dicha población el dicho Capitán ... se pasaron con el dicho Goaimaye y sus indios más abajo a unas tierras llamadas Tanteiqué". Esta vez fue la madre de Goaimaye (Estepe) la que "dió al Cacique Coyo una oveja de la tierra" para poder sembrar en las tierras de "Tantaiquén", "que eran del dicho D. Felipe". 


Con estos antecedentes se determinan las tierras vacas que se pretendía para sembrar, las "que corren desde unos paredones e puertas que van por el camino de tierras hacia adonde el dicho Cacique Aillallao tiene sus tierras y asiento e hacia una acequia que va agua abajo que vá a dar a un carrizal y hasta una acequia alta llamada Tantaiquén que es hacia donde pobló el dicho Cacique Goaimaye que alinda con tierras y pueblos del dicho Cacique D. Diego Nato y que estas tierras las dieron y señalaron al dicho Capitán ... cuando vino a la dicha población" (subrayado nuestro)85. 
El traslado de Guaymaye, según los dichos precedentes, se confirma con otra "Acta" donde los cabildantes mendocinos dicen que "Remytian y Remytieron el medir las tierras vacas que al presente estan enesta dha ciudad entierras que solian ser de guaymaye" (subrayado nuestro).86

A su vez, como también vimos, cuando le otorgaron la citada merced a Campofrío de Carvajal, "atento a ser primer poblador y conquistador.", la disponen diciendo "queade cabecear por El asequya arriba hacia el rrio, de acequia con que Riega guaymaye y El largo corra como E azia do sale El sol."87; mientras que, a la petición de tierras por "xpouªl balera", en nombre de "alº delos rrios", el Cabildo responde con una merced "de un pedaço de tierra ..la qual .. ade cabecear enla acequya de guaymaye y la ..

dha tierra esta linderos de canpo frio y la ... dha md. selehaze sin perjuiz.º de naturales" (subrayado nuestro)88

Aunque no hayamos sido exhaustivos en la recopilación y compulsa documental, está claro que los datos reunidos son suficientes para señalar una situación particular respecto de las tierras y ciertos reparos, condicionamientos, para su adjudicación. Estos, a su vez, van declinando con el tiempo y parecen desaparecer luego de la "Junta de Caciques". 
Por otra parte, la lectura de algunos documentos -particu-
larmente según resúmenes- puede llevar a más de una interpretación. Por ejemplo, una lectura para el caso de Guaymaye y su gente es la directa de aceptar que en 1574 estaban en Peipolota, junto a la aparentemente contradictoria, dicha a renglón seguido, de que en 1561 habían pasado a Tanteiqué. Mientras que, otra posibilidad es la de interpretar que aunque en 1561 habían pasado "todos" (Guaymaye, su gente y otros) a Tanteiqué, el cacique de referencia y su grupo estaba otra vez en Peipolota en 1574. Esta segunda posibilidad se adecua a los dichos del "Acta" citada del 27/marzo?/1566 ("los dhos yndios fueron rreti (falta)..."; vide ut supra).

Estas posibles variantes, que la lectura directa de la fuente seguramente uniformaría, complican el análisis que nos planteamos.

No obstante, surge claramente de las "Actas Capitulares" éditas, y de los documentos relacionados, que hay dos etapas en las adjudicaciones de tierra. Una que se completa hacia 1567 y otra que tiene su auge a fines de 1574. Esta es resultado de la "Junta .." y del amojonamiento de tierras resultante, varias veces mencionados.

La ubicación y adjudicación de las tierras para chacras, de acuerdo con nuestra opinión para el caso del repartimiento de solares en la traza de la Ciudad (Bárcena et al, op. cit., 1991: 114/115) y según los datos reunidos ahora, seguirían un patrón cuyo modelo era el plano del capitán fundador -6/X/1561; vide ut supra-.

En la primera etapa, según nos parece, luego de un repartimiento inicial que dejan entrever las "Actas" éditas, las tierras para chacra se otorgan principalmente, y selectivamente, al Este -y noreste y sureste- de la traza y probablemente alguna en el ejido -!-(si la hipótesis de Ponte sobre su límite en la "hijuela Guaymaye" es correcta), considerando "El largo ... hasta la acequia de guaymaye" (1566)89, para más adelante "cabecear enla acequya de guaymaye" según mercedes que "selehaze sin perjuizº de naturales" (1567). Durante 1566 también se adjudica al norte de la traza y luego, con insistencia -1566/67-, al oeste, "cabeceando" en la acequia Allayme90.91 
En esta primera etapa parece resguardarse el sector "de" Guaymaye. 
Recordemos al respecto el caso de los yanaconas que debían estar "poblados" junto a las acequias principales y que en la enumeración de éstas, sugestivamente, se testa "guaymaye" (vide ut supra). Esto pudo pasar porque lo que se preservaba serían las tierras de los naturales en general, fuera de las que "dieron" a Castillo. Sin embargo, los naturales, en el sector que nos interesa estarían en la zona de Tantaiquén, interponiéndose con ésta sólo el sector de Guaymaye que, como vimos, tiene un origen muy particular.

No mucho más tarde se avanza sobre las tierras de la acequia "con que riega Guaymallé", eso sí, casi excusándose, "sin perjuicio de naturales". Incluso la merced dicha para Alonso Campofrío de Carvajal parece ubicarse "cabeceando" hacia el Río en la acequia de riego que utiliza Guaymaye, como si se tratara de no invadir algún terreno determinado, lo que podría confirmar otra merced de chacra casi dos meses posterior, del 7/VI/1567, lindante con la anterior, donde directamente se dice que "cabecea" en la referida acequia pero que, esta vez, se mediatiza con la fórmula sobre el "perjuicio" citado.

Después, se sigue avanzando sobre el sector, para hacerlo con decisión en la expresión y la acción luego de la "Junta ..." mencionada. ("medir las tierras vacas que al presente estan enesta dha ciudad entierras que solian ser de guaymaye", "La qual dha mrd de tierras quean fecho y señalado ... se entiende ande cauecear enla sequya que llamuan de guaymaye" -subrayado nuestro-)92. 
En esta segunda etapa -fines de 1574-, según citamos, se avanza entonces midiendo y otorgando las tierras vacas "de" Guaymaye. 
¿Qué pudo pasar en el lapso de 1566 a 1574 -y antes- para que se fueran incrementarando las mercedes en el sector considerado, hasta ponerlo en la práctica y "legalmente" en propiedad de los vecinos?
Puede tratarse simplemente de la necesidad de ampliar la superficie para cultivo en las proximidades de la Ciudad, consolidando antiguos y nuevos derechos de los vecinos.

También, pudo ocurrir que la posición "subalterna" de Goaimalle y su gente permitiera su reubicación a medida que fuere necesario (son representados por su encomendero en la "Junta.." o no interviene Goaimalle "directamente" en las transacciones sobre las tierras que ocupa; quizás también por ser "recién" llegados o porque fueran "algarroberos" (?) y que por ello se desplazaran más, o bien que esto último significara que por alguna razón les 
faltara su correlato en tierras de sembradío). 

Por otra parte, y es nuestra hipótesis de trabajo, pudo tratarse de cuestiones en torno a los derechos sobre un sector de tierras cuya pertenencia podría quedar sujeta a litigio, desde 
que los naturales, sus poseedores al tiempo de la conquista y fundación de Mendoza, debían reconocerlas como de un área específica de dominio incaico -"tierras del inca"-, por lo que al principio pudo ser difícil "darlas" a los fundadores de Mendoza y para éstos quizás conflictivo aceptarlas en plenitud.

La "legalidad" de un dominio -incaico- y del otro -hispáni- co-, y la sustentación y alcances del primero fue, como se sabe, motivo de discusión en distintos ámbitos, zanjándose -con fortuna diversa a nivel de la corona hispánica- en el último tercio del siglo XVI lo referente a la legitimidad del gobierno incaico, co- mo vemos, por ejemplo, en J. de Matienzo (op. cit., 1967 -1567-), o en las disposiciones y acciones del Virrey F. de Toledo, basadas en sus "Informaciones sobre los Incas (1570-1572)" (vide R. Levillier, op. cit., 1940 -II-). 
¿Pudo existir algún recaudo particular en la apropiación de tierras por los fundadores de Mendoza, respecto de las que los propios indígenas no reconocerían en "propiedad" durante el pasado inmediato y que habrían estado directamente bajo control de la organización estatal incaica?
Si fue así, ¿cambiaría esta perspectiva con el tiempo y en relación con las consideraciones sobre la "legitimidad" que señalamos? 
Si recordamos la "Merced de tierras a Alonso de Reinoso en Mendoza", según la comenta J.L. Espejo, encontramos que "El Gobernador de Chile.. por título fechado en Santiago a 11-III-1576" le otorga "tierras, 4 leguas de esa Ciudad (donde se sembraba para el Inga y ahora no se hace ni los indios viven allí, pues se han retirado junto a la Ciudad y a dos leguas de ella)" (op. cit.: 18) (subrayado nuestro), y notamos todavía una preocupación por sumar al consabido no perjuicio de naturales la aclaración sobre un servicio que ha cesado. 
No es fácil expedirnos sobre estas proposiciones y menos sin ampliar los estudios al contexto de las normas que sobre su legitimidad en Indias va creando la corona española, en torno de la praxis en los nuevos territorios.

De cualquier modo, merece el esfuerzo proponer evaluaciones alternativas sobre algunos temas referidos al período de la primera interacción, en la base de la consolidación del poder hispánico sobre el de los naturales regionales y el subyacente, incaico.

A pesar de las dificultades de interpretación creemos que se sostienen varios datos como fuertes indicadores de la presencia incaica en el Valle de Guentata, y que representan también un fuerte desafío para proseguir con la indagación documental y con las prospecciones arqueológicas en la Ciudad de Mendoza y departamentos contiguos, especialmente en el de Guaymallén, tras los restos concretos, que materialicen esa presencia.

Insistimos en que el nudo de la cuestión está en las múltiples menciones de los paredones, ruinas en la época de la fundación y que son un conspicuo hito; en la posibilidad de ubicar su posición concreta en el terreno y en la relación con el proceso que sufre la posesión de las tierras adjudicadas a Guaymaye y las que nuclea el "pucara", como asimismo la situación de la, o las, acequia/s que riegan el sector.

Si volvemos sobre la síntesis del acta citada, de la "Junta de Caciques", notamos otros aspectos relevantes.

El intérprete español habla regularmente -y se anota- de acequias, pero cuando se refiere a las tierras de Anancat, además de traducir la explicación de Esteve identificándolas con las tierras donde había estado la "Estancia de Alonso Campofrío" -te-
ma sobre el que expusimos más arriba-, dice que están "en la dicha acequia llamada Goazap Mayu", introduciendo un término característico quechua, que adquiere aquí una fuerte connotación y que debió ser la misma que tenía en el recuerdo de los naturales93. A nuestro entender el intérprete recogió una denominación compuesta, en quechua, para un determinado curso hídrico, a sabiendas de que era algo distinto al resto de las acequias mencionadas y que el propio Esteve lo consideraba así.

¿Quién era este Goazap, "tío" de Esteve? ¿Pudo ser un personaje local -"cacique", "señor"-, incorporado con alguna función importante a la administración incaica? o, quizás, ¿un funcionario "inca", llegado con tal administración y supérstite de ella?
Es difícil responder a esto (más allá del papel de los "tíos" en la red de parentesco y en la organización socio-política huarpe). Sólo deseamos señalar que advertimos una diferencia en el manejo de las tierras cuya "cesión" y "propiedad" se adjudica el "señor del Valle", Esteve, en 1574. 
Goazap puede "vender" las tierras de Anancat -no se dice qué recibe a cambio-, que pronto son excedidas, mientras que Esteve permite que los indígenas pasen a Tanteiqué, que eran tierras "suyas", y esto se puede hacer -sobre todo sembrar- por la reciprocidad de entregarle "al Cacique Coyo una oveja de la tierra". 
Sobre la transacción también surge otra pregunta:¿ que movió a Esteve a ofrecer las, sin duda, excelentes tierras de Anancat, que iba a "vender" su "tío", a Guaymaye y su gente? 
¿Sería simplemente porque estaban vacas? o ¿por esta razón y porque Guaymaye ya había tenido alguna relación con ellas?
Y ¿si eran baldías?, ¿por qué tenía Goazap una, aparentemente, importante acequia allí? y si no lo eran, o no lo habían sido, ¿a quiénes se desplazaba, o desplazó, para poder trasladar a Guaymaye?

Creemos que las tierras de Anancat, ocupadas al principio por Guaymaye, y las tierras "que corren desde unos paredones e puertas", con toda probabilidad "abajo" (Urin ...??), al Este -y sureste /y noreste ?/- de las anteriores, junto con la acequia Goazap Mayu -también la acequia vieja, la acequia seca, la acequia vaca, etc.-94, son el enclave incaico principal de tal dominación en el Valle de Guantata. Probablemente una "avanzada" importante de la dominación, generada en el Valle de Uspallata y, como conexión un poco más distante, en el área central y en el Norte Chico chilenos.95
En la presente exposición no nos ocupamos en precisar la ubicación del enclave incaico y de los edificios concretos del mismo, remitiendo tal consideración a una presentación por separado. 
De cualquier modo, como adelantamos, está claro que en la actualidad se corresponden con el sector oeste del Departamento de Guaymallén, fundamentalmente con el Distrito de Pedro Molina, varias cuadras al Este del límite de la Ciudad de Mendoza, y que los datos documentales, al permitir tal aproximación topográfica, brindan una excelente base para la prospección arqueológica. Otra cuestión es la de los resultados de ésta, en un sector densamente poblado del conurbano mendocino.


Cuyo: ¿una "provincia" incaica?

En rigor habría que preguntarse si la organización regional incaica llegó a establecer una de sus divisiones administrativas de cierta envergadura en el extremo sur del Tawantinsuyu y cómo ésta integraría a Cuyo.

Asimismo, existen limitaciones en el término "provincia" como para expresarnos por él. Sin embargo, es bastante cómodo para plantear hipótesis que en buena medida se contrastan con las fuentes escritas en castellano, donde los españoles dan un determinado alcance a la voz, muchas veces referida a "nación", "etnía", indígenas y también a un territorio y gente dada bajo administración incaica.

Es difícil establecer el alcance y la unidad administrativa del "huamani" por ejemplo, basado más en el "censo" y la capacidad productiva que en estrictas delimitaciones geográficas y étnicas, en su probable aplicación regional en relación con el área central y Norte Chico chileno.

Nosotros estamos proponiendo desde hace tiempo (Bárcena, 1988 b; etc.) considerar la conquista y administración incaica de "Cuyo" como directamente relacionada con la de los sectores aludidos de Chile. 
Desde éstos, y no del actual Noroeste argentino, habría partido la movilización incaica para la dominación de nuestra región.

Todavía no son muchos los estudios arqueológicos y etnohistóricos sobre los incas en una provincia argentina como La Rioja, por lo que podríamos estar desconociendo en sus detalles un nexo cisandino importante para Cuyo. No obstante, el registro muestra al Noroeste con una dinámica particular, con conexiones -y relaciones,externas e internas (A. M. Lorandi, 1988)- diferentes a las que apreciamos en Cuyo. En este orden, nos parece probable que cuando progresen más los estudios en La Rioja muestren vinculaciones dentro del imperio más fuertes con otras regiones -aún con las chilenas nombradas- que las que pudieron existir con Cuyo. O bien, si éstas pudieran demostrarse, no serían de la envergadura de las existentes entre Cuyo y las zonas trasandinas dichas, durante la dominación incaica.

Nos parece que un indicio de la situación se ve por ejemplo en el viaje de Diego de Almagro -y Paullu-, cuyo itinerario es por el Noroeste y de allí a Chile, para alcanzar el área central de ese país.

Después, la ingresión de F. de Villagra por el noroeste argentino, aunque primaran otras razones y distintas de las que nos preocupan, lo lleva a acceder a Cuyo por su margen oriental para pasar a Chile.

Esta ingresión en Cuyo, que aparentemente sólo soporta alguna "guaçauara" (S. Canals Frau, 1945: 15/16, 23), no tiene en principio demasiados obstáculos para establecer el servicio de los huarpes en Chile, sin una estructura hispánica regional como base. En todo caso la "base" es del área central chilena y del Norte Chico, con lo que, cordillera mediante, el "nuevo" servicio pudo facilitarse por estar fundado en otro, de época incaica, al que reforzarían las antiguas relaciones de los aborígenes de ambas bandas.

Finalmente, la dinámica fundacional/poblacional hispánica inicial desde Chile se dirige al noroeste argentino y a Cuyo, definiéndose pronto cuál será su alcance político-administrativo colonial.

Más allá de las declaraciones sobre unos amplios límites orientales iniciales de la jurisdicción del Reino de Chile y del ajuste posterior según las diversas acciones conquistadoras/colonizadoras y del protagonismo de la Corona, creemos que la limitación final a una jurisdicción connotada como Cuyo se adecua a una realidad de vinculaciones preexistentes. 
Por lo tanto, si fuera posible establecer las bases de una "provincia austral" del Tawantinsuyu, éstas deberían buscarse en la conquista y dominación incaica del área central y del Norte Chico del actual Chile, y de ésta derivar el papel que pudo corresponderle a Cuyo. 
Hace tiempo que también planteamos la hipótesis de que la dominación incaica cuyana, en especial del área de montaña del norte de Mendoza y del sur de San Juan, estuvo relacionada con la estrategia de asegurar la vertiente oriental de los Andes, consolidando, entre otras necesidades posibles, las de comunicación expedita con zonas de Chile de más difícil sujeción (Bárcena, ibid.). Esto es lo que parece estar mostrando la red vial incaica y los tambos asociados, reconocidos hasta ahora, del área Uspallata/Calingasta, y vecinas, en contraste con los menos conspicuos datos del registro arqueológico, y de algún modo etnohistórico también, al oriente de la Precordillera.

Los tambos y el camino de Uspallata y zonas vecinas parecen configurar un "limes", cierre por el este de un área definida, a partir del que debe considerarse una situación "interna" al occidente y otra "externa" al oriente. Esta estaría manejada desde "avanzadas" del tipo del "enclave" incaico, de los "paredones" tratados en este trabajo, en el sector donde después se fundaría la Ciudad de Mendoza, pudiéndose considerar también con una función próxima al "Cerrillo fuerte del Inga", desde el que se fiscalizaría el área de llanura y lagunera del límite de las actuales provincias de Mendoza y de San Juan, y asimismo podría arrogarse este sentido a las instalaciones incaicas que probablemente existieran en el área de la fundación de la Ciudad de San Juan de la Frontera. 
Hasta donde sabemos, los únicos "funcionarios" incaicos de los que se tienen noticias en la región fueron, aparte de Anien en Coquimbo, Vitacura y Quilicanta, y ambos estaban relacionados con "asientos", probables jurisdicciones de "arriba" y de "abajo", en el Valle de Aconcagua del área central chilena (O. Silva, 1977-78). Aunque no esté definitivamente aclarado el alcance de sus atribuciones y las características de la administración por estos equivalentes de los "tojricoc" (ibid.), se mantiene el hecho de su alta jerarquía en el sistema incaico y que su presencia en el valle de comunicación con Uspallata en Argentina señalaría dónde hay que buscar los referentes mayores de la estructuración incaica en Cuyo.

Si bien presentamos la hipótesis sobre nombres que podrían corresponderse mejor con situaciones directa o indirectamente vinculadas con la dominación incaica en Cuyo, especialmente en Mendoza -Cuyo, Uspallata, Goazap, Anancat-, no parecen tener la relevancia adjudicada documentalmente a los otros de la vertiente occidental, por lo que es otro argumento para derivar una administración de la otra. 
De cualquier modo, Cuyo nos parece una división "geopolítica" derivada de la "nuclear" trasandina, que se consolidaba en el Valle de Aconcagua y zonas de influencia, por lo que "Uspallata" en la montaña pudo ser a la "llanura" -"Cuyo", "Goazap", etc., ?-, lo que la "gente de presidio" -"Vitacura"- y la "gente de guarnición" -"Quilicanta"- fueron al valle central chileno. 
Si pudiera establecerse la existencia de una "provincia" incaica en la región chilena considerada, Cuyo sería entonces una prolongación cisandina de la misma, en el "limes", la periferia del este: Cuyo en la "frontera" extremo austral oriental del Tawantinsuyu.

De acuerdo con el razonamiento seguido, sobre las bases de la evidencia documental y del registro arqueológico, Cuyo no podría integrarse entonces en una "provincia austral" cuya "cabecera" -"centro del curacazgo"- residiera en la "Tambería" de Chilecito en La Rioja, según la hipótesis propuesta por A.R. González (1982). 


RESUMEN Y CONCLUSIONES

Hace tiempo que por los datos documentales y el registro arqueológico pudo probarse la dominación incaica en Cuyo.

No obstante restan muchos aspectos de la misma por considerar y dilucidar mejor sus características. 
En esta oportunidad nos dedicamos al tratamiento no exhaustivo, sí intensivo, de las fuentes a nuestro alcance, fundando algunas hipótesis sobre datos de ellas, interpretando otros según distintas perspectivas y concluyendo sobre cuestiones diversas.

Una cuestión de interés es el hecho de la recurrencia y la persistencia del nombre Cuyo, de origen quechua con toda probabilidad.

Aunque no sea el primeramente nombrado, según los documentos a nuestro alcance, es el que lo será con mayor frecuencia hasta englobar como "provincia" o "provincias" la jurisdicción del "Reino de Chile" al este de los Andes.

Entendemos que, más allá de los diferentes intentos para establecer delimitaciones y denominaciones geográficas y étnicas, prima con Cuyo un rótulo que la administración hispánica prefiere en los hechos y de derecho, basándose en otra designación más antigua, de época incaica, cuya calidad y prestigio en el orden geopolítico de esta dominación fue suficiente para enmascarar o anular otras.

Caria, hasta donde sabemos, es una denominación de baja frecuencia en los documentos y pronto queda relegada o directamente desaparece. Otro tanto ocurre con Tucuma, cuya mención, nos parece, estuvo más ligada a una situación del conflicto de jurisdicciones de la conquista hispánica que a la realidad de la dominación incaica en Cuyo.

Pedro de Valdivia, quien envió a Francisco de Villagra por este lado de los Andes, dice de estas tierras, en sus cartas a la Corona, que son tierras del "paraje de la Ciudad de Santiago de la otra parte de la nieve" -25/IX/1551-, o se refiere a ellas diciendo que se "pase la cordillera por las espaldas desta ciudad de Santiago, é traiga á servidumbre á los naturales que desotra parte están" -26/X/1552- (C. Gay, 1846: 143, 156); para otorgar luego, según vimos en otra fuente, una encomienda en la zona trasandina inmediata al este del Valle de Aconcagua, que llama de Mauelturata -17/XI/1552-.

Después, los testigos de los juicios y probanzas o no dan nombres precisos para la región (fueron a la provincia de Yungulo, a los Juríes, a las Provincias del Tucumán, y pasaron a descubrir el camino para ingresar a Chile por la cordillera "que dicen de las Nieves"), o bien se refieren al "río de Cuyo" o a "la provincia de Cuyo y Cabay y Uco".

Por esta última y misma época el más temprano cronista conocido, Bibar, dice de las "provincias" de Caria y de Cuyo.

Finalmente, la fundación de ciudades traerá las "precisiones" y éstas serán, a nuestro juicio, según el progreso del grado de conocimiento del área y también por los intereses en juego. No obstante, por sobre ellos se abre paso una designación-jurisdicción, Cuyo, y ésta debió fundarse en un criterio bastante extendido, implícita o explícitamente, de hacer de la primera dominación, incaica, el sustrato para muchas acciones de la segunda y definitiva, hispánica.

Esto mismo aclara el por qué de las dobles denominaciones y de las dificultades para precisar sus orígenes y alcances, aparentemente para designar las mismas zonas geográficas, en huarpe y en quechua, y por qué prevalecen unas, las más recientes, en la documentación y acción hispánica, mientras las otras quedan relegadas o desaparecen, quizás siguiendo la propia suerte de los naturales.

Aunque cueste determinarlo, estaba en marcha la aplicación de un "modelo" de dominación incaica regional cuando colapsó el imperio y fueron aspectos del mismo, como el caso de lo que pudo significar Cuyo, los considerados útiles para la nueva dominación y servicio de los naturales de Mendoza y San Juan.

A nuestro juicio, aunque aparente una contradicción, quienes comprendieron mejor el modelo fueron F. de Villagra -P. de Valdivia- y su grupo. Pudieron existir muchas razones para las acciones de Valdivia, y de hecho fue así, sin embargo queda en pie que su primera preocupación al este de los Andes, en Cuyo, no es fundar ciudades, sino asegurar el servicio de los naturales. ¿Podemos ver en esto, además de las complejas cuestiones sobre la conquista de Chile que la historia colonial temprana ha visto, la implantación -re/implantación- de un servicio que se facilitaría por el modelo incaico reciente? Los aborígenes cuyanos pasarían a servir a Chile sin una estructura fuerte hispánica en su suelo, y así lo hicieron: según Bibar en San Juan seguían "depositados" de aquel tiempo, mientras los de Mendoza también fueron "conquistados" por los incas y, en 1558, algunos caciques están sirviendo en la Ciudad de Santiago.

Con estas bases, que podemos considerar de "ausentismo" de los responsables se moviliza la encomienda cuyana, por lo que, cuando no queda más opción que "re-fundar" y fundar en Cuyo, el grupo Villagra vuelve a los valles de Cuyo y Caria/Tucuma (denominación, esta última, que atendía a razones especiales según nuestro concepto) en una provincia (s) de naturales, los "Guarpes". Enfasis particular en el sustrato indígena. Por su parte, la anterior fundación de P. del Castillo -grupo G.H. de Mendoza- remitió los naturales a un valle y asiento, Guentata, en una provincia, Cuyo. Enfasis en una división étnico-territorial preexistente, incaica en su base.

Aunque estas conclusiones admitan contradicción, siempre queda en pie el servicio a distancia y que pudo ser posible por las antiguas relaciones indígenas de ambas bandas cordilleranas y basarse, en lo inmediato, en alguna forma de movilidad establecida por la dominación incaica. No es exagerado afirmar que, también, en este caso una dominación pavimentó el camino de la otra.

Incluso en lo territorial, cuando se funde San Juan de la Frontera, no sólo se estará reafirmando unos límites de las jurisdicciones hispánicas, sino que también se estará manifestando una realidad preexistente, probablemente de la expansión de una etnía y del alcance de un dominio sobre ésta, cuya relación inmediata estaba también en el área central y el Norte Chico chileno.

Otra cuestión que tratamos se refiere a cuánto de lo incaico regional es pre o postconquista hispánica, pudiéndose concluir que una parte se adscribiría a esta última etapa. Debieron quedar "ingas", "yanas", de la época anterior, sumándoseles los de la fundación de Castillo, los posteriores a ella y, probablemente, los que habría introducido el servicio inicial de encomiendas.

En cuanto a la existencia de un "barrio" o zona de residencia de incaizados fue posible tanto en Mendoza comno en San Juan.

En Mendoza los "yanaconas" de la segunda mitad del siglo XVI parecen concentrarse en sectores de la Ciudad y tierras aledañas. Esta pudo ser, o no, la base de la "Chimba" mendocina y, quizás, de la sanjuanina. En ambos casos son claras designaciones del siglo XIX y se acercan a la idea de la "otra banda", lo "opuesto", septentrional en las dos situaciones.

Este planteamiento admite diversas contradicciones, dejando en pie el hecho de la presencia de "peruanos" en Mendoza (y San Juan?) y la necesidad de indagar su influencia y destino en la sociedad colonial regional.

La presencia de "paredones", "paredones del Ynga", "paredones de Uspallata" o "pucara", señala a la vez ruinas de construcciones -por lo menos en ese estado desde 1561 y que posiblemente fueran manufacturadas con tierra como materia prima-, de cierta envergadura como para ser un hito conspicuo en el repartimiento de tierras aledañas a la Ciudad de Mendoza, y constituirse asimismo en una especie de "paso", "puertas", camino de las tierras de buena parte de los naturales comarcanos.

El lugar y los restos son bien conocidos por los fundadores de Mendoza, adjudicándose parcelas, según el repartimiento de Castillo de 1561, orientándolas en su dirección. Trece años después los restos siguen siendo un hito y, quizás, todavía lo sean, aunque modificados, a fines del siglo XVI ("pucara de Caubananete"?).

Los paredones son de "ispallaja" o, según nuestra opinión, "de uspallata". Es un problema paleográfico y como tal lo remitimos a la opinión de especialistas. Sin embargo, sea cual fuere la lectura correcta el "de" nos introduce en una relación de construcciones incaicas con un topónimo o directamente con el nombre de un personaje. Nombres ambos que parecen más cerca del quechua que del huarpe. Por otra parte, Uspallata será en definitiva y por la misma época un topónimo cordillerano, que difícilmente se repitiera en el llano como tal. Nos inclinamos pues por el nombre de un personaje y porque éste fuera parte de la administración incaica.

El grupo Castillo parece pensar al principio que está en un valle "de" los naturales, Guentata, en una provincia nombrada con un término quechua, Cuyo, y donde existe un enclave, ruinas en ese momento, "de" Uspallata. Antes de la fundación han pasado por el valle de Uspallata y saben que se denomina así -o lo denominan así, no teniendo presente el nombre Mauelturata-. Más tarde se dirá, de Mauelturata, que son paredones o un asiento del Valle de Uspallata, o directamente un valle.

En cuanto a los paredones del Valle de Guentata está claro que son construcciones incaicas relacionadas con unas tierras y al menos con una acequia (en rigor con parte de un sistema de acequias). A ésta se la llama sugestivamente Goazap Mayu y es este mismo personaje Goazap quien pudo disponer de esas tierras, llamadas Anancat, en favor del padre del cacique local Goaimaye, antes de la llegada de Castillo (según nuestro parecer, entre la época del colapso incaico regional -1535/36 a 1541- y el arribo hispánico de envergadura a Cuyo -1551/1561-). Goazap "vende" estas tierras, mientras en otros casos, en la transacción sobre tierras, se ejercita la reciprocidad.

A Goaimaye y su gente se los "llama". Se desplazan de unos arenales y algarrobales lejanos a estas tierras, que cuentan con una acequia al menos, ahora ambas "de" Goaimaye, comportándose en esto como una especie de variable de ajuste que, discursos legales mediante -sin perjuicio de naturales, tierras que solían ser de Guaymaye, la acequia con que riega Guaymaye, etc.-, los lleva a nuevos desplazamientos, terminando las referidas tierras totalmente como pertenencia hispánica en el último cuarto del siglo XVI.

Nosotros vemos que la definitiva posesión de estas tierras por los españoles implicó un proceso relacionado con la "legalidad" en la apropiación, más allá del paulatino crecimiento poblacional y de la expansión subsecuente, relacionados con la demografía y el desarrollo económico de los primeros tiempos coloniales en Mendoza.

¿Qué significaría todo esto?

Nuestra conclusiones no sólo dicen de un sitio inca en el Valle de Güentota, construcciones de cierta complejidad percibidas como ruinas en 1561, paredones y puertas, ubicadas estratégicamente en relación con los asientos de los naturales, sino que también existe una relación con tierras de su entorno y con parte del sistema de irrigación. A nuestro juicio esto constituía un enclave incaico, sede quizás de índole administrativa sobre la que pudo tener injerencia un personaje peruano, o un mit'ma regional, o uno local incaizado, Goazap?, bajo influencia o protección -del tipo militar?- de otro, Uspallata?
En nuestro concepto las construcciones estaban hacia el centro del enclave, pivoteando en ellas las tierras de "arriba", llamadas Anancat, principalmente en dirección al oeste y suroeste, otorgadas primero al grupo de Goaimaye, y las de abajo, en la dirección opuesta y sin nombre preciso por ahora, adjudicadas en los vecinos años más tarde.

Según el modelo del proceso de dominación incaica del área central chilena, con "gente de presidio" y "gente de guarnición", asumimos que, aunque derivada de ésta, la dominación en el norte de Mendoza pudo hacerse con los primeros en el Valle de Uspallata y los segundos en el de Güentota. Esto es lo que pudieron saber los españoles de la fundación de Mendoza al decir de los "paredones de Uspallata" -por la prevalencia que tuvo la "gente de presidio" de la montaña, quizás bajo un funcionario de nombre Uspallata- y es quizás lo que signifique Goazap, tanto como indígena de origen local o foráneo, en la administración de las tierras al oriente de la Precordillera. Resta por ver, entre otros, la relación con Uco e insistir para apreciar mejor el origen y alcance primero de la denominación Cuyo.

Sea cuál fuere la realidad y aún cuando el modelo que proponemos precise de muchas contrastaciones, queda en pie no sólo la existencia de las construcciones incaicas sino también de un entorno directamente relacionado, según una estructura de tierras y acequias, cuya existencia evidencia la documentación al tratar del manejo y adjudicación de tierras en el sector. En nuestra opinión, las fuentes, en especial las Actas Capitulares de Mendoza, evidencian un proceso de apropiación de la tierra para chacras que salva un sector de las mismas -de muy buena posición, calidad e infraestructura para el cultivo-, como si de preservar unos derechos o una zona en litigio se tratara, hasta que el mismo proceso, paralelo al general del debate sobre los derechos y alcance de la dominación incaica, termine con la adjudicación total en los vecinos de Mendoza. En este proceso es de interés la figura y parcialidad de Guaymallén, una especie de variable de ajuste en el mismo.

El sector del que tratamos, según proponemos en base a la interpretación de múltiples datos, estuvo al este de la traza fundacional de Mendoza -agregamos: y al noreste y sureste de la misma, por la necesidad de ampliar el espectro de una traza inicial reducida a pocas cuadras-, en el actual Departamento de Guaymallén y, en cuanto al núcleo de construcciones, en el Distrito Pedro Molina del mismo. Hoy el área está densamente poblada, por lo que se tropieza con dificultades para la ubicación precisa y probable hallazgo de los restos de los "paredones" y otros materiales asociados.

Hemos dejado para otra ocasión el tratamiento más específico de este problema de localización, aunque adelantamos que los datos documentales (antiguas mensuras, etc.) y la actual traza ciudadana en el Distrito citado son buena evidencia de dónde pudieron estar los paredones.

Apreciamos la dificultad de concluir sobre Cuyo como una "provincia" incaica. No parece probable que lo fuera. Sí, en cambio, debió ser una parte, avanzada hacia la periferia, de una división geográfico-administrativa mayor, que estaría en proceso de consolidación -sobre todo en su extremo austral-, cuyo núcleo fue trasandino, del área central y Norte Chico chileno. 
Especialmente el núcleo de la dominación de curso más intensivo -por su demografía y posibilidades económicas, por los conflictos, etc.-, de los valles del Aconcagua y del Mapocho, debió incidir en la estrategia para asegurar la movilidad expedita en la vertiente oriental de los Andes, según el eje Uspallata-Calingasta y conexiones trasandinas, y desde éste procurar la sujeción al Este de la Precordillera, según otros núcleos o enclaves de incaización. El Norte Chico -área de Coquimbo, etc.- también jugó un papel considerable en la organización incaica que, por ejemplo, movilizó como mitimaes, en forma directa, o indirecta desde el área central, a los diaguitas chilenos, reconocidos en los tambos cuyanos por sus restos arqueológicos, considerados de la "Fase III o de aculturación incaica" de esa Cultura.

Si fuera posible entonces, establecer las bases de una "provincia austral" del Tawantinsuyu, éstas deberían buscarse en la conquista y dominación incaica del área central y del Norte Chico del actual Chile, y de allí derivar el papel que pudo corresponderle a Cuyo.

Cuyo, por lo tanto y según la evidencia disponible, no podría integrarse en una "provincia austral" cuya "cabecera" -"centro del curacazgo"- residiera en la "Tambería" de Chilecito en La Rioja, como ha propuesto otro autor.


 

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NOTAS

*: Investigador Principal. CONICET (INCIHUSA, CRICYT). Profesor asociado de Arqueología Prehistórica. U.N. de Cuyo (FFyL). E-mail: rbarcena@lab.cricyt.edu.ar

1 La Subárea se considera el extremo austral oriental del Area andina meridional y comprende parte de las provincias de San Juan y de Mendoza, desde el centro-norte de la primera hasta el centro-sur de la segunda, con límites oeste y este en la Cordillera de los Andes y las "travesías" orientales de ambas provincias (coincidiendo en esto parcialmente con los límites políticos). (Bárcena, 1989 a : 11). 

2J.A. Lira dice de "Kúyu" que es "adj. Que se mueve o puede moverse, movible. Kúyu rumi: Piedra moviente. Kúyu kiru: diente movido", y que su parónimo es "Múyu" ("adj. Redondo, circular, esférico ..."). De igual modo, da otras dos asepciones de "Kúyu": "f. Ruda, planta rutácea, de olor fuerte, usada en medicina" y "(Cuyo) Prov. de la Rep. Argentina, ...". (1945: 347, 683).

Por otra parte, con una grafía próxima, se dice de un "Cacique Coyo" responsable de unas tierras próximas a la Ciudad de Mendoza (J.L. Espejo, 1954 -I-: 16; ver más detalles abajo) y también se mencionan "las tierras llamadas Coyata" en un pleito entre encomenderos mendocinos de finales del siglo XVI - se referirían a las antiguas tierras de Coyo?- ( cita tomada de S. Canals Frau, 1942: 24; este autor dice que la partícula pospuesta "ta" o "te" es del ablativo de la lengua huarpe y significa pertenencia -ibid.: 12-, por lo que, opinamos, "Coyata" podría significar las tierras de Coya o de Coyo, probablemente esto último). 

3 AGI, Papeles de Justicia, Legajo 686 -años 1572/1575-. Transcripción en copia mecanografiada de "J.R.L.".

4 AGI, Patronato, Legajo 121 Ramo 5 -años 1575/1576-. Transcripción en copia mecanografiada de "J.R.L."; también Medina, 1898 /XV/ -Colección de documentos ...-.

5 AGI, Papeles de Justicia, op. cit., documento 4º, fº 8.

6 Ibid., fº 10.

7 Id.

8Id., fºs. 55 vª, 56, y ss.

9 Ibid., doc. 24º, fºs. 140, 142 vª, 143, 143 vª. J.T. Medina lee por su parte "mahuelturata", op. cit., 1898 /XV/: 308, 352, 404.

10 Ibid., doc. 4º, fºs. 11 y 11 vª. 

11 Id., fºs. 80 y 80 vª.

12 García de Mendoza y Manrique presentó en Lima una información de méritos y servicios -22/IV/1561- en cuya pregunta "53", del cuestionario a los testigos, se dice "Yten teniendo noticia que detras de la cordillera auia una tierra que se llama cuyo donde auia mucha gente que auia seruido al ynga" (subrayado nuestro). (Gobernación del Tucumán ..., 1919 -I-: 296). 
Mientras que otro testimonio, esta vez de un testigo del proceso de F. de Villagra y que lo acompañó en la jornada cuyana, dice "é que se acuerda este testigo que un día, estando al pie de la cordillera, en el río de Cuyo, ..." (subrayado nuestro). (Colección de documentos ..., t. XXI, 1900: 528; el testimonio es del 15/IX/1558). 

13Id., fº 81 vª, fº 78 vª.

14 Id., fºs. 58, 58 vª y 59.

15 Id., fº 59.

16 AGI, Patronato, op. cit., documento 1, fºs. 10 vª, 11, 14 y 14 vª. Esta última cita se lee en otro lugar "tales ciudades"; transcripción de H. Videla, 1962 -I-: 839, tomada de M.R. Trelles, 1880.

17 AGI, Patronato, op. cit., id., fº 16.

18 Id., fº 17 vª.

19 Es de interés hacer notar que, según leemos en las transcripciones citadas, en la fundación de San Juan el escribano "homologa" "asiento y valle de Tucuma", mientras que en la segunda de Mendoza, Ciudad de la Resurrección, otro escribano -ver más adelante en nota de pie de página- dice de un "asiento del Valle de Cuyo", homologándose en cambio "asiento y valle de guentata" en la fundación de Mendoza por P. del Castillo -escribano "Fran._co de horbina"-.

201945 -I-: 25; "Primer libro", Fs. 1, 31/I/1566.

21Ibid.: 38, Fs. 6.

22La primer acta de que tenemos noticia, que incluye esta referencia, es en rigor una del 8/I/1566, también rubricada por J. de Coria Bohorquez como escribano público y que fuera transcripta por N. Larraín -op. cit.: 26/27-, la que está encabezada por la fórmula "En la ciudad de Mendoza, Nuevo Valle de Rioxa, Provincia de los Huarpes" -ibid.: 26-). Más adelante volvemos sobre este acta.

23Actas Capitulares ..., op. cit.: 30 -Primer Libro, Fs.3-.

24 Ibid.: 39 -Fs. 6-.

25Ibid.: 40 -Fs. 7-. 
26Ibid.: 41 -Fs. 8-, etc. 

27Ibid.: 46 -Fs.10-.

28 Ibid.: 48 -Fs. 11-.

29 Actas Capitulares de Mendoza, 1945 -I-: 13-22.

30 J.T.Medina, 1956 -I-: 119 -Colección de documentos ..., Segunda Serie-.

31 Ibid.: 285.

32 Ibid., 1957 -II-: 399.

33 Ibid.: 463.

34Id., doc. 2, fº IIII vª.

35Id., fºs. XXVII y XXVII vª.

36 C.T. Michieli opina que "La doble denominación de los valles principales no tiene explicación en las crónicas", y aventura que en el caso de los nombres "Tucuma o Caria" pudo superponerse al que fuera "original en la lengua del lugar", el "otro quizás fruto del avance incaico sobre la región", sin saber "cuál de los dos era" el primigenio. Completa la idea apreciando esto como una "presunción" que "queda sólo enunciada como hipótesis". (1983: 40-41). La autora reitera la opinión para el caso de "Cuyo o Güentota", con la salvedad de que ahora "se puede establecer" cuál era el nombre original (ibid.: 45). 
A nuestro juicio es una presunción bien orientada y, como contrastamos en nuestro texto, es una hipótesis relevante, sobre la que podemos avanzar en la documentación, //// elucidando la denominación por los naturales de la introducida -aparentemente con mejor /// resultado en el caso de Cuyo/Güentota-, fundando una explicación con base en las fuentes sobre el sentido de la dualidad en las designaciones. También, la propia cuestión de la distinta nomenclatura es indicativa de situaciones determinadas del sustrato sobre el que apoya.

37 J.T. Medina, Colección de Documentos Inéditos ..., t. XXII -Proceso de Villagra III-, 1900: 293.

38 Sin ser exhaustivos en el manejo de los datos documentales, encontramos Informaciones de Servicio de los compañeros de F. de Villagra que expresan, en enero de 1554, que habían ido "á la conquista y descubrimiento de las provincias de Yungulo" o "á la entrada de Yungulo" (J.T. Medina, Colección de documentos ..., t. XII -Valdivia y sus compañeros V-, 1897: 421), mientras que también han dicho que fueron al descubrimiento y conquista de las "Provincias del Tucumán" (id.: 420). En setiembre de 1558, por su parte, como citamos en otro lugar, un testigo del proceso de Villagra dice que "pacificó muchos indios en los Juríes y en esta tierra detrás de la cordillera, que es la provincia de Cuyo y Cabay y Uco" (op. cit., tomo XXII -Proceso de Villagra III-, 1900: 622).

No debemos olvidar, por otra parte, que antes de esto se ha mencionado "Mauelturata" (17/XI/1552; vide ut supra), aunque su alcance parece distinto a los otros.


39 R. Levillier se refiere a la influencia "de capitanes, gobernadores y recursos de Chile" y a su cese "en 1563, en que las provincias del Tucumán son colocadas por cédula expresa del Rey bajo la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, ..., y de los Virreyes del Perú" (1940 -II-: XI-XII; ver la transcripción de los aspectos salientes de la Cédula Real del 29/8/1563 en E.E. Berberián, 1987: 187).

Por otra parte, según la transcripción del "Acta de Fundación de Ciudad de la Resurrección ..." en H. Videla -op.cit.: 840; también Larrain, op. cit.: 23 /aquí se transcribe "Tucuman é Nocongasta"/- Juan Jufré es "teniente general en estas provincias de Cuyo, Caria, Famatina, Tucuma e Nolongasta" (subrayado nuestro), con lo que el escribano actuante -Juan de Contreras, del "grupo Castillo"- enuncia separadamente las "provincias" de Caria y de Tucuma(n) el 28/III/1562 y Jufré lo rubrica. Luego, el "Acta de Fundación de San Juan de la Frontera ..." del 13/VI/1562 "En este asiento y valle de Tucuma, provincia de los Guarpes", por el escribano Tomás Núñez, prefiere enunciar "teniente de goberna-dor ... en estas dichas provincias e las demás comarcanas hasta la Mar del Norte" (Videla, ibid.: 843).(Tomás Núñez sería el que "...Este tº bio quel dho Juan de quebas enbio a la dha pºuinçia de cuyo ... Elqual Enbio con armas E cauallos pª quesustentase sus yndios E casa" -AGI, Papeles de Justicia, Legajo 686 /años 1572-1575/, Documento 4, fs. 18 vª /J.R.L., op. cit./-). Asimismo, en ambas actas (Videla, ibid.: 841 y 843/844) es notoria la adscripción del nuevo nombre de las ciudades, hispánico, a la "provincia" de los indígenas locales ("Ciudad de la Resurrección, provincia de Guarpes" y "ciudad de San Juan de la Frontera e provincia de los Guarpes"). ///
/// Por su parte, "Caria" es un nombre con baja proporción de menciones en los documentos de época, como lo es "Tucuma" para nuestra región, desapareciendo muy pronto del registro.

40J.T. Medina, Colección de documentos ..., op. cit., XXII: 83, 614, 622.

41J.T.Medina, Colección de ..., op. cit., t. XII -Valdivia y sus compañeros V-, 1897: 421/422; t. XXI: 562; t. XXII: 146, 437 -"estaba /Villagra/ ... descubriendo el camino del Inga"-, 608, 622. 

42 Bibar, op. cit.: 165 -la descripción, como vimos, corresponde a las informaciones provenientes de los protagonistas de la primera ingresión hispánica de envergadura al este de los Andes, por territorio de las actuales San Juan y Mendoza hacia 1551- ; Lizárraga, 1916 /II/: 257 -la descripción debe corresponder a las impresiones de su paso por Mendoza, vía Santiago de Chile por la cordillera, hacia 1589-.

43Lizárraga, ibid.; Canals Frau, 1942: 7 ss., 1946: 141.

44 Espejo, 1954 /I/: 18, 33; Actas Capitulares de Mendoza, 1945 /I/: 103, 106/107; Canals Frau, 1942: 10/11; Michieli, 1983: 103 ss.

45Nos ha parecido de interés, aunque con conclusiones que exceden sus bases documentales, el trabajo de M. Gentile que, por su gentileza, pudimos consultar luego de su esbozo en un curso de "Etnohistoria andina" organizado por la Asociaciación Cuyana /// de Antropología, en relación con las Terceras Jornadas Binacionales de Arqueología Inca Cordillerana organizadas por la Unidad de Antropología del CRICYT (Mendoza, mayo de 1991).

46"Acta de fundación" del 2/III/1561;"Repartimiento de tierras" del 9/X/1561; Torre Revello, 1927: 25/26, 73 a 77; Actas Capitulares de Mendoza, 1945 -I-: 82/83, 8/III/1567, Primer Libro, Fs. 24.

47 Actas Capitulares de Mendoza, 1945 /I/: 56, diciembre de 1566, Primer Libro, Fs. 14 vta., "y estar los anaconas ... daño a los Vsº /falta/ aturales"; ibid.: 152/153, 12/XI/1575, Segundo Libro, Fs. 26 vta., "parescio presente Juan Yndio anacona del cuzco..." "... paresco ante Vmdes. y digo ... aque Estoy muchos años a Enesta ciudad syruiendo ... tengo nechesidad ... me hagan mrd de vn solar linde con otro que ... dieron. a pº anacona de Jnº deuillegas" (una aclaración marginal del "Acta" dice "Jnº Ynº çapat.º"). 
Asimismo, en la documentación del juicio de Juan de Cuevas -vecino de Santiago de Chile- con Lope de la Peña -vecino de Mendoza- sobre la posesión de algunos caciques de esta ciudad existen varias referencias a yanaconas. Algunas son equívocas, como el caso de "vnyanacona ... llamado chacha" que llevaba a Santiago los indios de J. de Cuevas, devueltos a su asiento por Pedro del Castillo, "yanacona" que en otro testimonio es "hijo" del cacique local Ynecho ("El caciq_/ynecho de huspallata ysuhijo chacha") y otras inequívocas, como el testimonio sobre los "dos yanaconas" que el citado encomendero enviaba a las "pºuinçias de cuyo" por sus indios. De igual modo, el 20/V/1561, en la Ciudad de Mendoza se da posesión de los caciques de su encomienda a Lope de la Peña, oficiando de intérprete "Juan yanacona yndio ladino delengua del cusco y delade los naturales destatierra" -probablemente sea el mismo individuo citado más arriba, que "muchos años a" que servía en Mendoza-. Menciones éstas de "yanaconas" que, venidos de Santiago, tendrían por origen el Cuzco -o serían de esas regiones en general-. 
De los distintos testimonios de la citada fuente surgen al menos dos cuestiones: que Pedro del Castillo llevaría de auxiliares a la fundación de Mendoza "muchos anaconas", además de "yndias deseruiçio" y de "ynsº E yndias delos Repartimisº" de la jurisdicción de Santiago, y que previa a su venida a Cuyo, los encomenderos de aquella ciudad tenían "yanaconas" en los asentamientos indígenas de "cuyo caria", "deRazon quelosEncaminen Enal guna polesia" y a la mita en Chile. Tal es, probablemente y respecto de esta última cuestión el caso de "ypayleta" del pueblo del cacique "cayanpa o atapa" en las Lagunas de Guanacache -NE. de Mendoza-, que dijo ser -en 1561- de Juan de Cuevas y que el testigo español diferencia como un "yanacona". 
Es probable que la movilización indígena cuyana a la mita chilena, anterior a la fundación de Mendoza, estuviera en manos de yanaconas y que éstos fueran peruanos - un testigo dice que oyó decir que "quando..." avanzaba "pedro del castillo" y sus huestes a la fundación de Mendoza, "toparon vnos ynsº ... de Rº de araya ... q- yuan con vn yanacona// /// del cuzco del dho araya"-. Otra cuestión es si estos "yanaconas", "cuzqueños" o "peruanos", son de los grupos llegados con los diferentes ingresos de conquistadores a Chile o si varios permanecían de la época anterior, incaica del valle central chileno. (AGI, Papeles de Justicia, Legajo 686, años 1572/1575, passim. Las citas del juicio son según el siguiente orden: doc. 4, fº 22 vª; doc. 20, fº 134 vª/fº 135; doc. 4, fº 31 vª, fº 59 vª, fº 80 vª, fº 78 vª; doc. 20, fº 135; doc. 24, fº 154. Transcripción en copia mecanografiada de "J.R.L.").

S. Canals Frau opinó, antes de la edición de las Actas Capitulares ... mencionadas, que a fines del siglo XVI "el idioma quíchua, ..., era conocido en Cuyo por indígenas que conocían también la lengua del país" y que "Esto último nos impide, junto con otras razones más, ver en esas personas bilingües a indios inmigrados del Perú con posterioridad a la conquista" (op. cit., 1942: 8).

Años después de la fundación de Mendoza, el 19/III/1597, según leemos en J. Draghi Lucero (1945: LVIII), el Cabildo y los vecinos encomenderos extienden un poder para peticionar al rey la prolongación por una vida de las encomiendas y que "perpetúe los yanaconas que tenemos en nuestras chacras y heredades" (cita esta última que Draghi Lucero toma de la edición de Manuscritos por J.T.Medina -t. 100: 43, pieza 1577-). 
Como se sabe, puede leerse con provecho las consideraciones de Juan de Matienzo acerca "De los indios yanaconas.." en su Gobierno del Perú (1967 -1567-: 25 ss.).

En cuanto al caso concreto de Chile -y de Cuyo- es de interés la afirmación/pregunta, "50", de la ya citada información de méritos y servicios de García de Mendoza y Manrique, en Lima -22/IV/1561-, y que podemos relacionar con el caso de los yanaconas que vienen con P. del Castillo a la fundación de Mendoza: "Yten al tiempo que el dicho don garcia fue a la dicha prouincia de chile los yanaconas que auia en aquella tierra asi de ella como de esta los tenian los españoles como esclavos sin pagalle nada de su servicio y de tal manera que si un yndio queria servir a un español y no a otro no se lo consentian sino que auia de estar con el primero que lo vbo lo qual quito el dicho don garcia y los puso a todos en su libertad para que pudiesen servir a quien quisiesen pagandoles su servicio lo qual se a guardado y guarda en toda aquella tierra." (subrayado nuestro). (Gobernación del Tucumán ..., op. cit., 1919 -I-: 295). 

48La referencia a la "acequia principal del cacique Tabalqué" -o Tabalque- se hace corrientemente, entre otros, en el contexto de la determinación de los límites del ejido de// /// la Ciudad de Mendoza, según el texto de un "Acta Capitular" del 8/I/1566 (Ponte, op. cit.: 55 /58/, se refiere a un "Acta" del 5/VIII/1566 y cita a su vez -: 55 y 80- a R. M. Zuluaga -1964: 32-, quien menciona en rigor el "Acta" del 8/1/1566; después, Ponte -ibid.: 59- alude al "Acta" del 8/I/1566, citando -: 59 y 80- a Zuluaga -ibid.: 21, en rigor es p. 28-; también, M. Hualde de Pérez Guilhou hace referencia al ejido y sus límites en términos parecidos a los demás, diciendo de ello que "los cabildantes hacen merced a la ciudad de terrenos", sin cita directa del origen de la información -1960/61: 101; un poco antes de los datos con los límites concretos ha citado a Larrain /ver abajo la op. cit./, interponiendo otra referencia antes de enunciarlos y ninguna al final-; H. Videla -op. cit.: 221/222- refiere a su vez la información, en términos próximos, al 8/I/1566 y cita como fuente a J.A. Verdaguer, en sus Lecciones de Historia de ..., 1920: Lección III).

En las Actas Capitulares de Mendoza (op. cit., 1945 -I-: 25/63, año 1566), como ocurre con otras de los primeros años del Cabildo local, no están registradas las "Actas" aludidas, sino que, una del 8/I/1566, dada como tal por N. Larrain -op. cit.: 26/27-, es la que está en los orígenes de la información, ya que lo encontramos citado en la lista bibliográfica de Verdaguer (op. cit.: 325) y de Zuluaga (op. cit., cita expresa en p. 28). El importante trabajo de Ponte (op. cit., ver pp. 80/81) se ha basado en Zuluaga para esta parte, por lo que ha mediatizado el manejo de las fuentes perdiendo precisión sobre las mismas (v.g.: se citan las Actas Capitulares de Mendoza, según "números" -"Nº 485", "Nº 486"; ibid.: 60- que en verdad son las referencias de Zuluaga a la numeración de página de la publicación de Actas Capitulares.. que venimos citando). 
Por lo que vemos en el libro de Larrain -op. cit.: XX- debió poder consultar "los archivos de ..., Mendoza ...", por lo que quizás rescató de allí, en la segunda mitad del siglo XIX, el texto del "Acta" del 8/I/1566, cuyo original luego se extraviaría. 
De cualquier modo, las "Actas" de 1566 que se conservaron y publicaron (op. cit.) tienen referencias a la delimitación y repartimiento de las tierras inmediatas a la traza de la ciudad (v.g.: Acta Capitular del 9/II/1566 -"anulada por líneas paralelas inclinadas, al ancho de la foja"-, ibid.: 40/41, Primer Libro, Fs. 7).

El "Acta" del 8/I/1566, relevada por Larrain, no sólo trae la fórmula "clásica" del escribano J. de Coria Bohorquez, sobre "la Provincia de los Huarpes" -op. cit.: 26- y delimita la "merced á la dicha ciudad, para égidos de ella, desde la dicha ciu dad, hácia la parte del Norte hasta la chacra de Pedro de Rivas, vecino de esta dicha ciudad; que asi mismo, le daban de la parte del Oeste, hasta una acequia principal de Tabaque /sic/, cacique encomendado en Lope de la Peña; y asi mismo, daban á la parte del Sud, hácia el rio, desde la ciudad diez cuadras mas; y hácia el Este, do sale el Sol, le daban y le dieron, largor de seis cuadras" -ibid.: 27-, sino que incorpora la mención de la "pertenencia" de Tabalqué, con la firma del propio Lope de la Peña -entre los Regidores- y en momentos en que se discute tal encomienda (ver más arriba). 
En esta nota abundamos en lo que podría reputarse como "detalles" de las menciones bibliográficas y en la consideración del apoyo documental. Lo hacemos porque tiene que ver con la cuestión de fondo sobre las conclusiones que los autores extraen de los primeros tiempos de la relación hispano-indígena, basadas en consideraciones de las fuentes a través de terceros o bien a una lectura, quizás rápida, de los documentos a disposición./// 
/// Sin eximirnos de tales falencias, nos parece oportuno señalarlas, máxime, cuando debemos acceder por terceros a parte de la documentación, encontrándonos varias veces con la repetición infundada de los que se considera asertos, basados en la lectura de antiguos o muy antiguos autores -y de las fuentes documentales por éstos-. 
Damos un ejemplo, relacionado con nuestro tema, de lo que, nos parece, puede pasar al hacer una determinada lectura documental y que luego ésta sea considerada por otro autor, sin ir a su vez a la fuente. 
R.M. Zuluaga (op. cit.: 30) refiere el "Acta" del Cabildo de Mendoza, de diciembre de 1566 -Actas ..., op. cit.: 56, Primer Libro, Fs. 14 vta.- diciendo que "se nombran como 'acequias principales': la de allalme, la de tabal, la de guaymaye y la que pasa por este pucará" (subrayado de la autora), identificando "la de tabal como 'la del cacique Tabalque' situada al oeste del ejido" (ibid.: 30-31; la relación con el "oeste del ejido" se logra por el "Acta" del 8/I/1566 -: 28/32-). 
A su vez, Ponte (op. cit.: 55), que está considerando las páginas 30/32 de la autora, dice "Entendemos que, cuando las actas capitulares se refieren a la acequia principal de Tabalqué se trata de la acequia de Allalme o Allayme ... y no de la Tabal, como dice Zuluaga; a pesar de la homofonía entre acequia Tabal y principal del cacique Tabalqué, se refieren a cursos de agua diferentes. Nosotros entendemos que la acequia Tabal es la que conoceremos posteriormente como acequia Tobar..." (subrayado del autor). 
¿Qué pensar de todo esto, si encontramos que en la transcripción del "Acta" de diciembre de 1566, "base" de la discusión, , se expresa "acequyas principales queson la de allalme, tabal(12=falta)e. y la que pasa poreste pucara"? (Actas ..., ibid.) (subrayado nuestro). 


49Antiguamente conocida como "La Cañada" o "de la Cañada", está a tres cuadras al este de la calle Salta (a cinco -de cuatro a seis, según el sector- de la Avda. San Martín). /// ///Ituizangó transcurre aproximadamente de norte a sur, del lado oeste de la Plaza Pedro del Castillo, Plaza Principal de la antigua ciudad.

50 Ponte (op. cit.: 104) establece las semejanzas entre las ciudades de Mendoza y de Santiago de Chile, según los planos de 1802 y de 1756, respectivamente. Al hacerlo expresa que la ortogonalidad de ambas trazas se prolonga más allá de los cursos hídricos principales: cruzando el Zanjón (Canal Cacique Guaymallén) mendocino se origina el Barrio de San José y haciendo lo propio en Santiago, del otro lado del río Mapocho, se genera el Barrio de la Chimba. Tal lectura es sin duda adecuada desde la perspectiva urbanística. No obstante, nos parece, hay otras, subyacentes, como la que podríamos llamar histórico-social, que está en el origen y características de la población de la "otra banda" del río, en Santiago de Chile, y la que podría estar en la génesis de los habitantes del "otro lado", "lado opuesto", en el límite septentrional de la Ciudad antigua en Mendoza y de los cursos hídricos del sector. Según esta perspectiva sería adecuado contrastar también la correspondiente situación poblacional, atendiendo asimismo el hecho de ubicación de "la Chimba", en ambos casos, al norte de la ciudad.


51 Cf. Diario "Los Andes", 27/3/1894.

52 Actas .., op. cit.: 56, Primer Libro, Fs. 14 vta.

53 "Chimba (quich. chimpa, el otro lado, lo que está opuesto). f. Chile y Perú. La banda opuesta de un río.// 2. Chile. Barrio menor de un pueblo situado frente al principal a la otra banda de un río.// 3. Perú. Vado//.../

54 Memorial.., de Fray Pedro de Sosa, 1968 -1615/16?-: 8. 
Según J.T.Medina las "Instrucciones" al clérigo como "procurador general de este reino y de esta ciudad de Mendoza" son del 2/V/1613 -"Manuscritos", citado por Draghi Lucero, 1945: LXIII-).

55 Caria (o Tucuma), como vimos, fue la denominación del valle del río San Juan, en el área de asiento de la ciudad de San Juan y tierras aledañas -capital hoy de la provincia argentina de igual nombre-.

56"Depositado, da." es el participio pasivo del verbo "Depositar" que significa "Poner en guarda y cuStódia de perSóna abonada y fidedigna lo que Se ha embargado ó SeqüeStrado, y tambien otras coSas: como dinero,...", según el Diccionario de la lengua castellana, ... de la "Real Academia Española" (1737 -III; D/E/F-: 76). Por su parte, Martín Alonso (op. cit., II -D/M-: 1427) dice "Depositar (de depósito). tr. s. XV al XX. Confiar a la guarda de uno una cosa, especialmente poner bienes o valores bajo custodia de una persona o entidad abonada con la obligación de responder de ellos: DEPOSITAR valores en un Banco. Nueva Recopil., II, 26, 4, 458.//...5. s. XVI al XX. Preservar a alguna persona del riesgo que la amenaza, poniéndola en seguro ...// 6. s. XVI al XX. Encerrar, contener...// 8. s. XVI al XX. Poner en lugar seguro y con cierta solemnidad (tesoro)".


57 Esta parte de la cita de Bibar dice "Estos indios de Cuyo también fueron conquistados de los Incas", agregando como dato de interés que "Estos son más labradores que no los de Caria; siembran mucho maíz y frísoles y quinoa; poseen muchos guanacos", aunque reconoce que Caria es "tierra de regadío" y que en Cuyo "hay acequias muy buenas". Después realiza la referencia al río Diamante, del centro-sur mendocino, "donde se halló ///un mármol hincado en el suelo de estatura de un hombre", sobre el que los indios dijeron "que los Incas, ..., llegaron allí y que, en memoria que habían conquistado hasta el río, pusieron aquella señal y de aquí dieron vuelta". Por último, rescatamos su referencia a que "En esta provincia de Cuyo son de las costumbres de los de Mapocho y algunos caciques sirven a la ciudad de Santiago". (Op. cit.: 165). 

58AGI, Papeles de Justicia, Legajo 686, op. cit., doc. 4, fs. 57. 

59 Transcripción del texto de la merced en ibid.: 847; finalmente, en p. 441, Videla reúne sus opiniones sobre el sector que abarcó la merced y el trazado de la "acequia del Inga" -Las Chimbas/Albardón, Angaco/Albardón-, para concluir que ésta tenía su trazado en ambas márgenes del río San Juan. 

60Transcripto por H. Videla, ibid.: 846.

61 Transcripto por J.T. Medina, Colección de ..., op. cit. -II-: 17).

62 Citado de J.L.Espejo en su "Historia de Cuyo en la época colonial" por Draghi Lucero -1945: XL-, quien utiliza la obra inédita, conociéndola seguramente por los "extractos de documentos" facilitados por Espejo a la "Universidad de Cuyo" con miras a su publicación y que estaban destinados a una "Historia de la Provincia de Cuyo" -cf. Espejo, 1954 /I/: XVII; 18-.

63 Actas Capitulares de Mendoza,1945 /I/: 53/54 -julio, 1566-, Primer Libro, Fs. 13; Draghi Lucero, ibid.: XLIX; Bárcena et al, 1991: 14.

64Según M. Alonso -que indaga el término también en Covarrubias, 1611-, "Paredón" significa en el siglo XVI "Pared que queda en pie como ruina de un edificio antiguo" (op. cit., -III; N/Z-: 3150). De igual modo se expresa el Diccionario de la lengua castellana ... de la "Real Academia Española", siglo XVIII, donde "Paredon" se da como "La paréd grande. TómaSe por lo común por las que quedan en pié, como ruinas de algún edificio antiguo" (op. cit, 1737 -V; O/P/Q/R-: 129).

En los documentos de los actos a que dió lugar la fundación de Salta, en 1582, Hernando de Lerma -citamos de memoria, según información al público que leímos en el Museo del Cabildo de esa ciudad- se refiere también a unos paredones del Inca, agregando /// "de piedra", por lo que podemos preguntarnos si los mendocinos, próximos a la traza ciudadana, eran de otro material ("adobe", etc.).

Homologamos "paredones" y "paredones del ynga" basándonos en que ambas expresiones se refieren, en los documentos que nos interesan, a las mismas construcciones. 
65 Actas Capitulares de Mendoza, 1945 /I/: 101 /20-XI-1574/, Segundo Libro, Fs. 3 vta., y 103 /20-XI-1574/, 107 /31-XII-1574/, Segundo Libro, Fs. 4 y 5 vta.; respectivamente.


66 Como se sabe "pucara" es un término quechua bastante usado por los españoles de la conquista y primera época colonial. Su sentido no era exactamente el indígena, aunque reflejaría construcciones con cierta funcionalidad y jerarquía, "institucional", arquitectónica y aún defensiva. 
Para el caso de Mendoza, que nos preocupa, las referencias al "pucara" hispánico de la época inicial de la fundación de Castillo van desde la afirmación sobre la acequia principal "que pasa poreste pucara" a la de -enarbolar el estandarte- "encima de vna torre questa enel fuerte desta Ciudad" con lo que la, seguramente precaria, primera instalación hispánica sería próxima a un sitio habitacional/defensivo, institucional como primera sede del Cabildo (citas de Actas Capitulares ..., op. cit. /I/: 56, diciembre de 1566, Primer Libro, Fs. 14 vta., y p. 54 -julio, 1566-, id., Fs. 13, respectivamente; ver también Draghi Lucero, ibid.: XLIX y Bárcena et al, 1991: 14).

J.A. Lira registra "Pukára, f. Baluarte, castillo, fortaleza, fuerte, torre militar, parapeto de guerra, trinchera." (op. cit. : 765) y M. Alonso lo da como término incorporado modernamente, "Pucará (quichua y aimará pukara, fortaleza, torre). m. Argent., ... Fortín prehispánico" (op. cit., III, N-Z: 3434), lo que reafirmamos en el Diccionario ... de la "Real Academia ..", del siglo XVIII (op. cit.), donde no aparece. 

67En los documentos a que dió lugar la "Junta de Caciques para el amojonamiento de las tierras dadas a Pedro del Castillo" leemos, según reunión del Cabildo de Mendoza del 28/VIII/1574 y "Junta" efectiva del 1/IX/1574, que las tierras vacas corrían "desde unos/// ///paredones e puertas que van por el camino de tierras hacia" (transcripción de J.L. Espejo, op. cit. -I-: 15/17, cita de p. 16), mientras en otras "Actas" se dice de "los paredones del ynga que llaman pucara" y que se "amojono enlos paredones del ynga que llaman pucara camyno. de la .estancia. e tierras de guaymaye hazia el Rio" (Actas Capitulares ..., op. cit. -I- : 100/103 -103-, 20/XI/1574, Segundo Libro, Fs. 4; 106/107 -107-, 31/XII/1574, id., Fs. 5 vta.).

68Probablemente ésta sea la mejor lectura para el nombre del plano, principalmente porque la letra inicial -"y" o "u" ?- se confunde en parte con el trazo del límite de una parcela y porque la prolongación hacia abajo de la supuesta "y" no coincide con la parte superior de esa letra, más bien una "v" (u) (si se observa a la lupa, el trazo de la prolongación se corresponde con el fin de la palabra precedente y con el de esta misma). Es más, la aparente prolongación inferior de la reputada como "y", parece mejor un trazo del tipo de los que "cierran" enunciaciones en la adjudicación de parcelas en el plano -quizás en la línea de los "signos abreviativos generales" de la escritura del siglo XVI-. (Fig. 4 a). 
Por su parte, quizás debería leerse el final de la palabra como "ta" y no "ja" /"xa"/ (cf.: plano de 1561 citado, AGI, MyP., Bs.As. 222; Fig. 1 y Fig. 3). Sin duda se trata de un problema de Paleografía, por lo que sería de interés una re-lectura por los respectivos especialistas. (Fig. 4 b). 
69 "Gualta": "Cerros" en huarpe millcayac; "Puxgualta .l. gualtachic": "Cumbre de monte" en la misma lengua (P. L. de Valdivia, 1607, en F. Márquez Miranda, 1943: 93, 100).

"Ukhu, m. Cuerpo, parte material de un ser animado. Tronco del cuerpo. Interior, parte interna del tronco ...", ".., adj. Interior, interno, que está dentro ...", "..., adv. l. Interior, lugar interno. La parte más adentro de una habitación, de una casa, de un lugar.", "..., f. Hondura, profundidad. adj. Profundo, que tiene profundidad ...", "... (Uco), Dist. de Wári, en Ankas, Perú." (J. A. Lira, 1945: 1037).

70 AGI, Papeles de Justicia, Legajo 686, op. cit., doc. 24, fs. 146, 150 vª y 156 vª. 

71El nombre de "Uspallata" -y del "Valle de Uco"- aparece en los documentos hispánicos más tempranos. Tal el caso, citado por J.L. Espejo -op. cit. /I/: 4-, de una "Merced de tierras en Mendoza a Juan de Villegas" en la cual "Juan Jufré, ..., por título fechado en Uspallata a 11/IX/1562 hace merced a Juan de Villegas,..., que pobló en el Valle de Uco en este año de 1562" (subrayado nuestro). Se trata de un documento expedido por Jufré en un lugar que claramente puede identificar y que fecha en momentos en que había emprendido el regreso, camino de Chile, luego de las fundaciones de ciudades cuyanas. ///
/// De igual modo se puede leer el documento del año precedente, fechado el 8/IX/1561. Según éste, comparece en Mendoza Juan Martín Gil, para presentar un escrito e interrogatorio, en nombre de P. del Castillo, para "hacer una probanza", por lo que se ofrecen testigos que responden al interrogatorio propuesto. Es el caso del P. Hernando de la Cueva, que en su respuesta a la pregunta "6" dijo que "llegado el dicho capitán y demás soldados al valle de Uspallata, vió este testigo que los caciques que en él residen..; y llegados á este valle de Guentata, donde al presente está esta ciudad poblada".(J.T. Medina, Colección de Documentos ..., XXIII -Información de Servicios I; VIII Información de ... de Pedro del Castillo ..-, 1900: 118, 122, 123). 
Después, la denominación de Uspallata se mantendrá en los documentos, durante toda la época colonial e independiente, hasta la actualidad. En los documentos de época que nos interesan, el nombre se aplica tanto a un valle de montaña como a un lugar o localidad de la misma. 

72Archivo General de Indias, "Mapas y Planos", Buenos Aires 222.

73 Transcripto de Torre Revello, op. cit.: 76; también en Draghi Lucero, op. cit.: 504. Ver ut supra, en nota de pie de página, nuestras reflexiones sobre la grafía y lectura de esta última palabra.

74AGI, "MyP.", Bs. As. 292.

75 Actas Capitulares de Mendoza, 1945 /I/: 55, diciembre de 1566, Primer Libro, Fs. 14.).

76 Ibid.: 86, 21/IV/1567, id., Fs.25 vta.

77 Ibid.: 103, 20/XI/1574, Segundo Libro, Fs. 4.

78Ibid. : 106/107, id., Fs. 5 vta. 
79Documento que resume del Archivo Nacional de Chile -Archivo de la Real Audiencia de Chile, 1892-. 
80 Ponte dibuja también un plano a escala, según los datos y plano del "Acta" de la fundación de P. del Castillo -2/3/1561-, en correspondencia con los respectivos del establecimiento del ejido y repartimiento de tierras por el mismo fundador -9/X/1561-. En dicho plano reproduce concretamente el de "repartimiento de tierras" y yerra a nuestro juicio en la disposición del norte. Este lo establece en la parte superior de su plano que coincide con la inferior del de Castillo. Para lograr esto debe rotar 180º la posición del plano original y alejarse de la interpretación, a nuestro juicio correcta y después/// ///contrastada con más datos por nosotros mismos (Bárcena et al, op. cit.: 11 ss.), del ///plano de la traza de la Ciudad por Castillo, con el norte a la izquierda. (Ponte, op. cit.: 28, 29). 
Con su disposición cardinal Ponte deja al sur la posición de las mercedes de tierras de los vecinos que nos interesan, y por lo tanto el sector con la mención de los "paredones", que venimos discutiendo. 
Los argumentos que desarrollamos (vide ut supra) no permiten sostener la posición del norte según la interpretación de Ponte sobre el plano del repartimiento de tierras -y ejido- de acuerdo con la versión de Castillo de 1561. Este último -y acompañantes- no pudo desconocer la posición concreta de los "paredones" en su "repartimiento", pues los menciona como referentes direccionales y, como vimos, tal orientación es claramente la del naciente. Por lo tanto, todos los planos que conocemos, referentes a la fundación y repartimientos de Castillo, deben considerarse con el norte a la izquierda en las ilustraciones de los documentos -y del observador-.

81J.T. Medina, Colección de ..., op. cit., XXIII -Información de Servicios I; VIII Información de .. de Pedro del Castillo ..-, 1900: 140, 141. 
82 Ibid.: 142, 143.

83 En otra oportunidad nos ocupamos de esta posibilidad (Bárcena et al, op. cit., 1991), la que pudimos contrastar con mejor evidencia más tarde, ya en prensa este artículo (Bárcena, 1993 a y b).

84 Actas Capitulares .., op. cit.: 44, 27/marzo?/1566, Primer Libro, Fs. 9). 

85 Datos y citas del acta sobre la "Junta de Caciques ..." tomados de J.L. Espejo, op. cit.: 15/16/17).

86 Actas Capitulares.., op. cit.: 97, ?/XI/1574, Segundo Libro, Fs. 1 vta.).

87 Ibid.: 86, 21/IV/1567, Primer Libro, Fs. 25 vta.

88 Ibid.: 90, 7/VI/1567, id., Fs.27).


89 La cita es del acta que se ocupa de la antigua merced de chacra a Pedro de Villegas -ya difunto en 1566-. Según el plano del repartimiento de Castillo -6/X/1561- a aquél le/// ///correspondía una parcela al sur de la traza y el ejido, en rigor al sureste considerando como orientación norte/sur central una línea que dividiendo el predio núcleo de la traza -plaza- avanzara por el ejido con esa dirección. Con este criterio, la tierra de P. de Villegas pudo alcanzar la acequia de Guaymaye sin interesar el ejido, en el límite sureste del mismo. 
El esfuerzo de Ponte (op. cit.: 28) por trasladar a un plano a escala los datos del referido repartimiento de Castillo permite apreciar la planta de la chacra de P. de Villegas según una disposición diferente al plano original. En éste se muestra su ancho frente al ejido, mientras que Ponte, guiándose por la referencia escrita en la representación de la parcela por Castillo, la dibuja con el largo frente al ejido. Esta disposición, si consideramos nuestra proposición sobre el norte del plano y no la de Ponte (vide ut supra), permite que las tierras "corran" en "El largo ... hasta la acequia de guaymaye", en el límite sur del ejido.

90 Cf. ut supra sobre su posición respecto de la traza de la Ciudad y del respectivo ejido.

91 Cf. Actas..., op. cit.://Este -y sureste y noreste-// pp. 45/46, ?/?/1566, Primer Libro, Fs. 9 vta. y 10; p. 62, 24/XII/1566, id., Fs. 16 vta.; pp. 82/83, 8/III/1567, id., Fs. 24; pp. 85/86, 21/IV/1567, id., Fs. 25 y 25 vta.; pp. 87/88/89, 31/V/1567, id., Fs. 26 y 26 vta.; pp.89/90, 7/VI/1567, id., Fs. 27; // Norte// p. 47, 4/V/1566, id., Fs. 10 vta.; //Oeste// pp. 48/49, 8/V/1566, id., Fs. 11; p. 50, 11/VI/1566, id., Fs. 11 vta.; p. 52, 20/VII/1566, id., Fs. 12 y 12 vta.; pp. 57/58, 20/XII/1566, id., Fs. 14 vta. y 15; p. 58, id., id., Fs. 15; pp. 59/60, id., id., Fs. 15 vta.; pp. 70/71, 18/I/1567, id., Fs. 19 vta. y 20; pp. 72/73, 1/II/1566, id., Fs. 20 vta. y 21)(las citas son de pp. 62 y 90).

92:Actas ..., op. cit.: 97, noviembre de 1574, y 103, 20/XI/1574).

93 Según J.A. Lira: "Máyu, m. Río, caudal de agua que corre constante hasta desembocar". (Op. cit.: 645).

Por otra parte, "Hána y más usado Hánakk" (subrayado nuestro) es, según el mismo Lira, "adv. l. Arriba, encima, lo alto, parte superior..."(: 214).¿El intérprete pudo escuchar y expresar esta palabra de manera tal que el escribano la registrara como Anancat?
94 No es fácil dar precisiones sobre estas acequias, aunque está claro que hay una, también llamada "asequya ... del pucara", que está "junto a los paredones del ynga" (Actas ..., op. cit.: 103). 
Asimismo, nos parece posible que la acequia Goazap Mayu fuera después la acequia "con que riega Guaymaye", "que llaman de Guaymaye" o directamente "de Guaymaye". Esto es lo que puede interpretarse de la lectura de las actas, de la "Junta .." (Espejo, op. cit.: 15/17) y las capitulares del 21/IV, 7/VI/1567 y del 31/XII/1574, correspondientes a la adjudicación de tierras a Alonso Campofrío de Carvajal, o relacionadas con ella (A-
ctas .., ibid.: 86, 90, 106/107) . Aunque también podría pensarse que la acequia Goazap Mayu es la "sequya vieja questa amojonada que cupo entierras vacas" (ibid.: 103). 
Por otra parte, podría asimilarse la acequia "vieja" a la acequia "seca", según las Actas... del 20/XI y el 31/XII/1574: "dha mrd de tierras ... ande caucear enla sequya ... de guaymaye E otra sequya vieja questa amojonada que cupo entierras vacas hasta otra asequya questa junto a los paredones del ynga" (ibid.: 103); "el cab_do desta ciudad m_do amoxonar las dhas tierr._s dando por pradon (sic) vna quefizo en el camyno de guaymaye enla sequya seca ...como parescera el dho moxon y el otro enla cayda delas dhas tierras vacas se hizo. y amojono enlos paredones del ynga que llaman pucara camyno. de la .estancia. e tierras de guaymaye hazia el Rio" (ibid.: 106/107). Por último, la acequia "vaca" podría ser la "que está junto a los paredones del Inca" o "del pucará": en la citada "Acta" del 20/XI/1574 leemos "y de cayda la que tubiere hasta la sequya vaca que esta señalado por este cab_do hasta los paredones" (ibid.: 101).

95 S. Canals Frau -entre otros autores- refiere (y transcriben) documentos que mencionan, a fines del s. XVI -1593-, "las dichas tierras de Causcari, detrás del pucara de Caubananete" (o expresiones próximas). Canals Frau recuerda también la relación sobre/// ///tierras "de un cacique ... Cauananeto" en 1564 y que éstas, según otro autor, estarían muy próximas a la Ciudad de Mendoza. Asimismo, recuerda y discute los dichos de un tercero sobre el origen hispánico -por P. del Castillo, en ocasión de la fundación de Mendoza- y la ubicación del pucara de las tierras de Caubananeta en el paraje "El Sauce". Finalmente, no lleva su conclusión más allá de señalar la existencia del pucara "o fortificación" próxima a la ciudad, "y al parecer en la parte llana", cuyo origen puede ser "tanto obra de españoles como de indígenas o peruanos." (Op. cit., 1942: 8, 11, 17, 18, 20, 21, 27). 
Por nuestra parte, encontramos que una parte de la relación del litigio (se trata de un pleito entre encomenderos por mejor derecho a indios) podría conectarse con tierras del Este -y noreste y sureste- de la Ciudad, por lo que bien cabría la pregunta de si estas menciones a "otro" "pucara", del nombre de un Cacique y sus tierras, estarían refiriéndose, todavía a fines del siglo XVI, a las antiguas construcciones, "paredones del ynga que llaman pucara", sobre las que tratamos. 

 


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