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NOTAS
(1) Según Bartomeu Meliá, "el
dador de nombre", hombre de reconocidas virtudes chamánicas enciende la
pipa, esparce bocanadas de humo de tabaco dentro de la casa de las plegarias,
reza y canta para ponerse en comunicación con los "Primeros Padres" y
averigua de ellos de cuál de los cielos procede la palabra-alma que ha tomado
asiento en aquel niño (....) El nombre recibido de lo alto es comunicado a la
madre que lo escucha en silencio y lo guarda en su corazón." Algunos nombres, citados por Meliá y Cadogan, tienen un alto contenido
poético: "Llama aúrea del sol", Mar florido", "Hombre flor
del pequeño árbol", "Puerta en flor", "Pequeño
día", descollando aquel de Nimuendajú que fué dado por los Apopokuva al
antropólogo alemán, cuyo significado es: "aquel que eterno, áureo,
conquistó su lugar"
(2) Un testimonio contemporáneo rescatado
por Cadogan entre los Mbyá del Guairá y citado en su libro Ayvú Rapytá,
alude al rito funerario del culto a los huesos: "al permitírseme
entrar en el opy, la casa destinada a las ceremonias religiosas, de Tomás, me
encontré ante un recipiente de madera de cedro labrada que contenía el
esqueleto de un niño. Eran, me informó Tomás, los huesos de una nietecita
suya fallecida hacía años: ‘-Son huesos de una niña que portaba el bambú
en la danza ritual. Mi nieta, mi humilde hijita, que conservo con objeto de
hacer esfuerzos en pos de mi fortaleza.’. Y me informó que esta costumbre de
conservar lo esqueletos muertos forma parte del culto de la raza, pero que
paulatinamente va cayendo en desuso, habiendo pocos que la observan." También le contó Tomás que existe la esperanza de que los huesos asi tratados
pueden volver a la vida, y citó el caso de una mujer que había alcanzado el
estado de perfección -agujé- entonando himnos sagrados en honor a su
hijo muerto, de quien conservaba los huesos, y éste había resucitado
ascendiendo ambos al Paraíso
(3) Toda esta riqueza literaria transmitida en forma oral
a través de las generaciones, permaneció ignorada por cuatro siglos, hasta que
el antropólogo alemán Kurt Unkel, que había vivido entre los
Apapokuva-Guaraní de la frontera brasileño-paraguaya, recibiendo de ellos el
nombre de Nimuendaju comenzó el rescate al publicar un corpus de sus
tradiciones orales en 1914, titulado "Leyenda de la Creación y
Juicio Final del mundo". Su obra recién fue traducida al
español y al guaraní por Juan Francisco Recalde en 1944 (solo cien ejemplares
mimeografiados). Pero fue León Cadogán, muerto en 1973, quien mejor supo
penetrar en el mundo religioso guaraní al ser admitido en los rituales de los
Mbya y poder transmitir sus cantos y tradiciones secretas, después de muchos
años de convivir con ellos. Gracias a él y a otros antropólogos y etnólogos
como Pierre y Helene Clastres, el padre Bartomeu Meliá s.j., Marcial Samaniego,
R. Bareiro Saguier, etc. se han podido conocer fragmentos de esta riquísima
tradición oral conservada y renovada por las cuatro parcialidades guaraní del
Paraguay instaladas en la región oriental del país: los Mbyá, los
Pai-Tavyterá, los Ava-Katu-Eté mas conocidos como Chiripá, los Apapakúva y
los Aché Guayaquí.
Los actuales textos míticos de los guaraníes mbyas
"guardados en admirable estado de pureza "según Cadogan, y traducidos
por éste, nos permiten acceder a ese mundo inaccesible, mucho mas rico y
profundo de lo que juzgó la mentalidad eurocéntrica, vigente hasta en los
misioneros, hijos de su tiempo. En verdad, toda la literatura guaraní,
expresada en forma oral y rescatada hace relativamente pocos años, es fuente
inagotable de asombro para el desprevenido lector occidental, tanto por la
animación y colorido de sus figuras literarias como por su profundidad
metafísica. Encontramos en ella desde himnos sagrados y relatos míticos hasta
fábulas, historias de animales, conjuros, leyes y mandamientos para convivir en
sociedad, consejos de padres a hijos, reglas para la caza y la agricultura, para
curar las enfermedades, para cocinar y hasta pequeñas representaciones
didácticas para enseñar a los niños costumbres y modos de vida.. Llaman la
atención las innumerables coincidencias en los mitos, aunque los nombres de los
dioses varien: hay un Dios creador de todo (Ñanderú, Ñanderuvusú o Nuestro
Padre grande), padre de los famosos gemelos, que entre los mbyá son hermanos
mayor y menor; aparece siempre el elemento de la cruz o palo cruzado como
fundamento o sostén de la tierra; el origen de la mujer en una vasija de barro
(cuyas formas copian las del útero), asi como su culpabilidad, mas o menos
explicitada ("por la incredulidad de las mujeres es que tenemos que
esperar tanto para que madure nuestra cosecha"dicen los
Ava-Katu-Eté) o la participación de animales parlantes: los jaguares, el loro,
el tapir, etc., etc., por no dar mas que algunos ejemplos. Y sobre todo, hay en
todos ellos idéntica valoración por la palabra-alma, expresada a traves
del canto poético y místico.
Es evidente que quinientos años no han pasado en vano ni
siquiera para quienes vivieron en el mayor aislamiento, pero las culturas pre
alfabetas son muchísimo mas conservadoras por la necesidad de transmitir su
experiencia en forma oral. La mayoría de estos textos rituales, avalados por
los testimonios escritos de misioneros y viajeros de los siglos XVI y XVII y por
los contemporáneos antropólogos, pueden transmitirnos una idea de como vivían
y pensaban los tupí-guaraníes en vísperas de su encuentro con los europeos.
(4) Invocación de los Pai Taviterá a Kuñambía, la
Abuela o "dueña" de las Víboras, antes de emprender una excursión
por la selva: "Bueno será que Kuñambía se aparte buenamente con
sus colmillos de los caminos que deberé seguir. Que buenamente se mantenga
escondida, junto con sus colmillos, de los lugares por los que deberé
transitar. (...) Guarda buenamente a tus numerosos nietos, Jarará grande,
apartados de los lugares por los que debemos transitar."
Canto del Colibrí entre los Apapó Kuvá
"¿Tienes algo que comunicar, Colibrí?
¡Lanza relámpagos, Colibrí!
Es como si el nectar de tus flores te hubiese embriagado,
Colibrí.
Lanza relámpagos, Colibrí, lanza relámpagos!"
(5) Existe un interesante testimonio del siglo XVI,
citado por el padre Y. d’Evreux, donde uno de estos poderosos chamanes le
explica, como a un igual, la razón de su comportamiento reservado y la fuente
su poder:
"Hace muchas lunas que tengo el deseo de venir a verte,
y a los otros Pais. Pero tú sabes, tú que le hablas a Dios, que nosotros
conversamos con los Espíritus y que no es bueno ni oportuno ser ligeros y
fáciles y emocionarse y correr al recibir las primeras noticias, porque siempre
somos observados por nuestros semejantes, que ordenan sus vidas de acuerdo con
lo que hacemos nosotros. El poder que hemos obtenido sobre nuestra gente se
mantiene gracias a la gravedad que les mostramos en nuestros gestos y palabras.
Los volubles y los que al primer ruido aprestan sus canoas, se empluman y acuden
rápidamente a ver que ocurrió de nuevo, son poco estimados y no llegan a ser
grandes principales."
La antropóloga Hélene Clastres explica al respecto:
"Este aislamiento voluntario era una manera de marcar
que tenían un estatuto aparte.(...) En efecto, no solo vivían separados en una
vivienda hecha para su uso exclusivo, sino que se desplazaban constantemente
recorriendo provincias enteras.(...) Evitaban mezclarse con los otros,
participar en las conversaciones y mucho mas evitar los diversos trabajos;
ayunaban rechazando a veces ostensiblemente la comida que se les ofrecia,
pretextando que no tenían necesidad alguna de alimentos. Pero en ciertos
momentos del día se dirigían al pueblo reunido con discursos con frecuencia
muy largos (...) .En varias de sus cartas los jesuitas señalan esta libertad de
la que gozaban solo los profetas y que les permitía circular a sus anchas entre
las provincias enemigas."
(6) A comienzos del siglo XVI, la costa comprendida entra
Pernambuco y Río de Janeiro fué una verdadera tierra franca. Buques
portugueses, holandeses y franceses arribaban a ella, henchían sus bodegas de
palo brasil y traficaban con los indígenas. A este particularísimo ambiente,
llegó en 1548 el joven Hans Staden, natural del país de Hesse, contratándose
como artillero de un fuerte construido por los portugueses en la bahia de San
Vicente. Cuando recorría los alrededores fué sorprendido y capturado por una
partida de tupíes que lo conducieron a su lejana aldea para ser sacrificado y
devorado de acuerdo al ritual indígena. Es interesante oír la experiencia en
sus propias palabras:
"Cuando ibamos llegando cerca de sus casas, vi que era
una aldea que tenía siete casas y se llamaba Uwatibi [Ubatuba]. Entramos en una
playa que va orillando el mar y allí cerca estaban sus mujeres en una
plantación de raíces que llaman mandioca. En la misma plantación había
muchas mujeres que arrancaban las raíces y a éstas fuí obligado a gritar en
la lengua de ellos: "Ayu iché-be ené remiúrama", esto es: "Yo,
vuestra comida, he llegado". (...) Cuando entré, corrieron las mujeres a
mi encuentro y me dieron bofetadas arrancando mi barba y diciendo en su lengua:
"Vengo en ti a mis parientes"...y durante media hora no vino ningun
hombre; solamente mujeres y criaturas estaban conmigo."
Después de este recibimiento, los hombres lo afeitaron con
unas tijeras que habían cambiado a los franceses por pimienta y pájaros de
colores y comenzaron una danza ritual a la que Staden fué invitado a participar
y en la que pueden apreciarse los mismos elementos de las danzas guaraníes de
entonces y de ahora: "... formaron un círculo alrededor del mio
quedando yo en el centro con dos de ellas, y me amarraron en una pierna unos
como cascabeles que hacían ruido al chocar y en la nuca una especie de corona
de plumas de colores. Después comenzaron a cantar y yo tenía que golpear el
suelo con el pié donde estaban las sonajas, siguiendo el ritmo". Cerca de un año vivió en esta aldea como esclavo de un guerrero tupí mientras
lo preparaban para ser sacrificado. "Una tarde se reunieron a la luz de
la luna, en la plaza que queda entre las cabañas y conferenciaron respecto de
la época en que me debían matar y me condujeron hacia el medio de ellos
maltratándome y haciendo burla de mi. Yo estaba triste, miré para la luna y
pensé; "Oh, Dios mio y Señor, ayúdame en esta aflicción,,," Me
preguntaron entonces por qué miraba la luna. Les respondi: Veo que ella está
encolerizada...Me preguntó entonces el cacique principal "¿Con quien
está encolerizada la luna?" Le respondí: "Ella mira para tu cabaña." Poco después, algunos parientes del jefe enfermaron de peste y murieron.
Desde entonces empezaron a mirarlo con mas respeto y prometieron no matarlo para
que su dios no los castigara. Mientras estuvo prisionero fué testigo de varios
ritos de antropofagia. En una ocasión, como ya había aprendido el idioma pudo
hablar con uno de los prisioneros que esperaba ser sacrificado. "Le
dije despues para que no se afligiese, que tuviera en cuenta que solo le comían
la carne pero que su alma iba para otro lugar, donde van también las almas de
nuestra gente, y allí hay mucha alegría. Me preguntó si eso era verdad. Yo
respondí que si y me dijo que él nunca había visto a Dios. Yo le dije que en
la otra vida habría de verlo y cuando acabé de hablar con él, lo dejé." En otra ocasión intenta utilizar su prestigio para interceder ante el jefe
por dos "mamelucos", es decir, mestizos de india y portugués, que
estaban prisioneros. "El dijo que serían devorados y me prohibió
hablar con ellos. Estaba muy enojado porque habían acompañado a sus enemigos
(los portugueses) a guerrear contra él. Yo pedí que los dejara vivir y que los
vendiera a sus amigos (los franceses). Repitió que serían devorados. (...)
"Y él mismo tenía una gran cesta llena de carne humana delante de sí y
estaba comiendo una pierna que puso cerca de mi boca, preguntandome si yo
también quería comer. Respondí que ningun animal racional devora a otro,
¿Como podía entonces devorar a otro hombre?. Clavó entonces los dientes en la
carne y dijo: "Soy un tigre ¡está sabroso!."
A pesar de que los tupinambá eran enemigos de los
portugueses, comerciaban con ellos cambiándoles cuchillos y anzuelos por harina
de mandioca que necesitaban para alimentar a los esclavos negros de sus
plantaciones. En cambio sabían que los franceses que venían todos los años
con sus embarcaciones cargadas de cuchillos, hachas, espejos, peines y tijeras
eran tan enemigos de los portugueses como ellos mismos. Por eso los consideraban
sus amigos, pagándoles sus mercaderías con palo brasil, algodón, adornos de
plumas y pimienta. Fueron los franceses quienes liberaron a Staden valiéndose
de una estratagema pues su dueño se había encariñado con él y no quería
venderlo:
"Habíamos combinado que unos diez hombres de la
tripulación, que de algún modo se me parecían, se reuniesen y declarasen que
eran mis hermanos y que querían llevarme consigo porque nuestro padre quería
verme una vez mas antes de morir. Por su parte el capitán le dijo que él
hubiera querido que me volviese a tierra pero que estaba solo y mis hermanos
eran muchos, por lo que nada podía hacer. También yo le dije que hubiera
querido volver con él pero que mis hermanos no me dejaban. Comenzó entonces a
clamar que volviese en el primer navío pues él me consideraba su hijo y que
estaba muy enojado con aquellos que me habían querido devorar. Y una de las
mujeres del rey (sic), que había venido a bordo fué obligada a clamar sobre
mi, como es costumbre de ellos, y yo grité también, según la misma costumbre.
Después el capitán dió a todos algunas mercaderías que podían valer unos
cinco ducados, en cuchillos, hachas, espejos y peines. Con eso partieron para
sus casas y sus tierras. Asi me libró el Señor..." |
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