Buscando la dinámica del pasado. Aprovechamiento de recursos vegetales en el Area del río Curacó, La Pampa. 

 

Lic.Laura Alejandra Migale (1)

INTRODUCCIÓN

Los arqueólogos nos encontramos muchas veces con registros tan fragmentarios que es casi imposible reconstruir algunos aspectos de los grupos que estudiamos. La aproximación a la etnohistoria en mi caso fue tratando de encontrar una ventana que me permitiera ver de una forma un poco más dinámica a los grupos cazadores – recolectores del área de investigación, fundamentalmente en un aspecto que el registro arqueológico no me dejaba ver: los recursos vegetales. Comparto con Nacuzzi que

"los arqueólogos pueden encontrar interesantes posibilidades de elaborar hipótesis, perfeccionar las inferencias realizadas sobre la base del registro arqueológico, interpretar problemas particulares de sitios o áreas de investigación y elaborar analogías aun para contextos arqueológicos tempranos, con la condición de no utilizar en esos razonamientos datos etnohistóricos aislados o fuera de contexto." (Nacuzzi 1989/90:163).

El interés del proyecto que me ocupaba era delinear el aprovechamiento de los recursos disponibles en el Area del río Curacó (provincia de La Pampa) (2) por parte de los grupos cazadores–recolectores que la poblaron en los últimos 3000 años y comprender las relaciones de los habitantes con su entorno. Trabajando en la Localidad arqueológica Tapera Moreira, se trató de definir un posible territorio de explotación, teniendo en cuenta que en dicha localidad se conjuga la presencia actual de especies vegetales que producen vainas y semillas útiles para la elaboración de harinas con un alto índice de artefactos de molienda y vegetales para la combustión. Con el término territorio de explotación nos referimos a "el espacio efectivamente explotado por un grupo desde un sitio, minimizando su esfuerzo y maximizando su resultado." (Pérez de Micou 1988), pero consideramos que un grupo cazador–recolector tiene conocimiento de un espacio mayor, a nivel regional, de dónde provendrían recursos que no tienen que ver sólo con la subsistencia.

A partir de reconocimientos directos del área, mapeo de recursos actuales, consulta de bibliografía, se formularon hipótesis y se propusieron vías de contrastación. (3)

LOS DATOS HISTÓRICOS

Para la consulta de bibliografía histórica nos extendimos del área de estudio, ya que casi no hay datos de ésta en particular y considerando, además, que los grupos que nos ocupan eran cazadores- recolectores móviles, ampliamos la búsqueda a región pampeana, y norte de Patagonia.

Para evaluar la utilidad de los vegetales del área se consideraron usos actuales y fuentes históricas. En este último caso, se puso énfasis en la búsqueda de datos referidos a distintos usos de especies vegetales (alimentación, medicina, combustible, manufacturas y otros) y referencias a la disponibilidad estacional.

Mientras que el registro arqueológico de Tapera Moreira sólo nos da evidencias de una dieta basada en el consumo de diferentes tipos de alimentos de origen animal, la mayoría de los datos históricos hacen mención al consumo de vegetales. En casi todas las lecturas consultadas hay mención de uso habitual de distintos tipos de tubérculos, de los que no tenemos ningún tipo de evidencia arqueológica, y que actualmente no son consumidos en el  área, pero sí en Santa Cruz y Chile como "Snak foods" o comidas estacionales (Pérez de Micou 1988).

Entre otros autores, Guinnard, quien estuvo cautivo tres años entre los araucanos habla del poñi (Prosopanche bonacinae) que tiene la forma y tamaño de una zanahoria grande. Los indios la llaman poñu (patata) preparada frita en grasa de potro tiene gusto a papa; también puede consumirse cruda pero produce inflamación y constipación (Martínez Crovetto 1961).

Otro tubérculo mencionado es la Arjona tuberosa. Sostiene Guinnard que

"Los pampas son tan afectos al saquel como los mismos tatus. Recogen a veces una gran cantidad y los aplastan para meterlos en leche; llaman saquel-chasi a esta preparación, que dejan fermentar; es una comida refrescante muy agradable y de las más alimenticias. A veces los indios antes de aplastar el saquel para mezclarlo con leche, lo dejan cocer durante unos segundos en el estiércol encendido" (Martínez Crovetto 1961:32).

Además de informarnos del consumo, muchas fuentes describen distintas formas de preparación de los alimentos. También era común la elaboración de bebidas con frutos de chañar, piquillín, y hacia la zona de Buenos Aires, de algarroba: "beben extraordinariamente por herencia etnográfica. En su primitivo estado apuraban el pulcú, que los indios fabricaban de algarroba, de chañares, etc." (Zeballos, 1960:110).

Algunos autores mencionan especies fácilmente reconocibles y presentes actualmente en el área de estudio; otras veces la información no es tan precisa, aunque sí es evidente el uso de vegetales: "Abundan estos de muchos y muy gruesos algarrobos, chañares,  árboles llamados sombra de toro (...) Hay muchos otros arbustos con fruta silvestre, que sazonada comen los indios."(García, 1836:95).

También tenemos el caso del uso de semillas para hacer harinas, como lo demuestra el dialogo de de la Cruz con una cautiva cuyo grupo viene trasladando hacienda desde Buenos Aires. Pregunta cómo era el camino desde Lihuel Calel:

"Que si había pastos,  árboles y algunas frutas comestibles por esas tierras?

-Que pastos pocos, y en partes bastantes; arbustos muchísimos, que no se podían romper los montes, frutas ningunas, sino solo lancú.

-¿Que‚ era lancú?

-Una semilla parecida a la cebada, y también la yerba que la da, como la de ella crece y echa espiga que se cosecha en el verano, de la que usan en harina tostada los indios, para espesar con ella el caldo de la carne, y también cruda" (de la Cruz 1806:104).

A pesar de que no siempre aparecen entre los vestigios arqueológicos restos de vegetales que permitan inferir su uso en la alimentación, habría que evaluar objetivamente otros indicadores posibles como los artefactos de molienda. La práctica de molienda parece haber estado presente en los primeros momentos del contacto con los europeos para desaparecer posteriormente (Nacuzzi 1990:169). Tal vez esto explique la escasa mención de elementos de molienda en la bibliografía consultada, aunque hay referencias a preparación de harinas, actividad para la que se usaban morteros.

Otro uso de los vegetales es como medicina. Muster relata que

"Vimos una clase de arbusto espinoso, de hojitas ovaladas y flores amarillas, parecido al acebo, que crecía hasta unos dos pies de altura. Casimiro y yo convinimos en probar si las hojas eran medicinales, para lo cual se hizo machacar y cocer una cantidad de ellas; la infusión resultó excesivamente amarga, recordándome la quinina y obró como admirable sudorífico, por lo que se la administró a los enfermos con éxito excelente."(Musters, 1871:340).

En una nota de pie de página el autor aclara que se trata de Molle u otro vegetal de la misma especie (Schinus sp.).

Gusinde (1936) menciona más de doscientas especies de plantas utilizadas por los araucanos. Martínez Crovetto, por su parte, realizó estudios entre indígenas araucanos que habitan en el paraje denominado La Tribu (partido de General Viamonte, provincia. de Buenos Aires). Grupo con alto grado de aculturación, aunque aún hay ancianos que hablan la antigua lengua araucana. "son capaces de denominar en lengua araucana un número de especies equivalente a casi el 50 % de la flora regional. En lo que toca a aplicaciones medicinales (...), son las mujeres las que poseen conocimientos más amplios y precisos". (Martínez Crovetto, 1966:604).

En cuanto a combustible, es escasa la mención de maderas utilizadas para combustión. Mansilla (1980), menciona el uso de raíces de alpataco para prender fuego donde escasea la leña. Hay mención de que se utilizaban madera de chañar, tallos secos de gramíneas y guano seco de animales.

Entre otros usos, encontramos referencia al uso de instrumentos de madera en casi todos los autores, Zeballos menciona que en las tolderías abandonadas recoge utensilios, instrumentos, armas, fuentes, platos, cucharas, morteros, arados y bateas de madera. Y también el uso del jume como jabón

"La escasez de jabón en los fortines condicionó un prontuario padermatológico voluminoso. En su reemplazo, se utilizaban para hacer frotaciones en el cutis algunos yuyos y el "jume"(nombre vulgar de arbustos quenopodiáceos, originales de terrenos salitrosos y cuyas cenizas contienen carbonato de soda, muy empleado en la fabricación de jabón casero)"(Guerrino, 1984:30).

EVALUACIÓN DE LOS DATOS

La información sobre usos actuales es muy escasa. Hay pocas especies utilizadas para alimentación; varias utilizadas como leña (existe una selección de algún tipo de madera en particular teniendo en cuenta valor calórico y combustibilidad); otras son utilizadas para hacer corrales o enramadas; plantas con usos medicinales; con aplicaciones tintóreas; y pastos utilizados como forraje.

Teniendo en cuanta la información histórica, y la actual (bibliografía y reconocimientos del área), tratamos de evaluar la disponibilidad de recursos en cada estación. Los ambientes tienen variaciones espaciales y temporales que influyen en la cantidad y calidad de los recursos potenciales de subsistencia. La variación temporal a lo largo del año o estacionalidad, nos permite estimar el potencial de recursos disponibles en distintas épocas. Estamos de acuerdo con Pérez de Micou,

"Es evidente el valor que cobra el resto vegetal como indicador de estacionalidad, dadas sus características diferenciales: -el breve lapso en que algunas plantas están disponibles para su gestión; -la falta de mecanismos de conservación de alimentos; -los diferentes momentos de maduración dentro de la misma estación, según altura y temperatura." (Pérez de Micou,1988:204).

Si estimamos una base de recursos anuales para la localidad Tapera Moreira, podríamos decir que dispondría todo el año de agua, leña, de algunos vegetales como tubérculos y de animales de caza. En verano se agregarían frutos y semillas, y fuentes alternativas de agua potable.

Los recursos necesarios para la subsistencia del grupo están presentes en el radio delimitado (territorio de explotación), mientras que otros recursos que no impliquen un consumo inmediato (materias primas vegetales, minerales) pueden proceder de  áreas más amplias. La elección presupone contar con un conocimiento amplio de los recursos a macronivel (región), o como sostiene Binford "la banda raras veces explota todo el espacio en un momento dado, pero necesita disponer de toda la región para contar un surtido de opciones seguro."(1991:118).

De todos los usos de los vegetales presentes en el territorio potencial delimitado, no todos pueden ser medidos o controlados a través del registro de Tapera Moreira. Los sitios de la Localidad son a cielo abierto. Debido a las condiciones ambientales locales, los niveles de humedad varían, favoreciendo el crecimiento de bacterias que descomponen y destruyen la materia orgánica, por lo que la conservación no es óptima. Los vestigios vegetales recuperados hasta el momento consisten en madera carbonizada, raíces, tallos y madera sin carbonizar. En el primer caso se tomaron muestras para fechar las ocupaciones del sitio por el método de Carbono 14 (C14) y se seleccionaron fragmentos que conservan su estructura leñosa para determinar a qué especie pertenecen, y de esta manera saber qué tipo de leña utilizaron los habitantes del sitio. Los restos no quemados se tomaron en cuenta como indicadores de procesos de formación del registro.

Además de estas evidencias directas, existen en el sitio abundantes elementos de molienda tanto en superficie como en estratigrafía, lo que le permite a Berón sostener que "El aprovechamiento de recursos vegetales para la subsistencia está  evidenciado arqueológicamente en forma indirecta por la presencia de un alto índice de artefactos de molienda (manos de diverso tipo, pilones de moler, morteros cóncavos y planos)" (1993:11).

Un aspecto que es posible corroborar es la incidencia de vegetales en la dieta. La dieta es un aspecto clave para entender estrategias de subsistencia. Una posibilidad es el análisis de huesos humanos en busca de elementos químicos (estroncio, calcio, y otros) que reflejen la composición de la dieta.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

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1878. La conquista de las Quince mil leguas.

NOTAS

1 Museo Municipal de Ciencias Naturales "Carlos Ameghino", Mercedes, Pcia. De Buenos Aires.
2 Como integrante del equipo de la Lic. Mónica Berón, participé en numerosas campañas en el área, entre los años 1988 y 1994. Entre los años 1991 y 1995 con un tema de investigación particular como Becaria de CONICET.
3 En la actualidad, ya no pertenezco al equipo de investigación, así que no puedo dar información actualizada acerca de si se realizó alguno de los estudios necesarios para contrastar dichas hipótesis.


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